Mientras ellos lavan, el pueblo no tiene jabón. Nunca antes mayor desprecio y burla hacia el venezolano. Mientras gran parte de Latinoamérica aprovechó esta década de bonanza, aquí una cúpula en el poder se aprovechó de la confianza de la gente
Imagino recuerdan aquellas lavadoras de rodillo, conocidas popularmente como las “chaca chaca”, muy usadas antes que las automáticas entraran al mercado. Algo en particular las definía, lavaban muy bien, pero hacían mucho ruido. Ustedes dirán ¿De qué está hablando? Es que no encontré mejor símil para la que considero la misión más exitosa del proceso “revolucionario” que una lavadora, por eso la Misión “Chaca Chaca”. Que no es otra cosa que la prospera industria de lavado de dinero en nuestro país.
Aquella que ha permitido que en dieciséis años de gobierno haya ocurrido el mayor desfalco de la historia nacional. Un saqueo sin precedentes; pero lo más grave, sin responsables, sin investigación independiente. Tal ha sido el ruido, que los propios representantes del gobierno se han visto en la obligación de reconocer la fuga de de unos treinta mil millones de dólares entre 2012 y 2013. Para que tengan una idea, nuestras reservas internacionales se ubican al día de hoy en un poco más de veintidós mil millones.
Estamos hablando de una millonada que se fue en pleno control de cambio, un dinero que pudo ser invertido para solucionar tus problemas, para sacar a millones de la pobreza con empleo productivo, modernizando el país, construyendo escuelas, hospitales de primer mundo. Llevando el agua potable donde no llega, dotando a los policías de instrumentos para defenderte. Nada de eso se hizo, todo se lo robaron y hasta hoy continua en secreto la lista de empresas fantasmas a través de las cuales desangraron la nación.
Sepa usted que si los treinta mil millones de dólares se hubiesen repartido entre los veintinueve millones de venezolanos, algo más de un millón de dólares por venezolano nos hubiese correspondido, se dice fácil, pero estamos hablando de un millón de dólares en un país donde el venezolano común solo tiene acceso a tres mil dólares anuales para viajar. Pero está plata ni se invirtió, ni se distribuyó, se la robó una camarilla que ahora conforma la nueva burguesía.
Pero este escándalo se queda en pañales, esos que no hay en Venezuela, con las últimas informaciones que han surgido en relación a la colocación de fondos venezolanos en paraísos fiscales. La olla la destapan medios internacionales y gobierno no dice ni pio. Primero el escándalo del Banco Peravia en República Dominicana, luego el banco HSBC en Suiza y ahora Banco de Andorra, donde España y Panamá han intervenido las filiales tras descubrirse que la entidad financiera era fachada para el lavado de dinero de organizaciones delictivas.
Mientras ellos lavan, el pueblo no tiene jabón. Nunca antes mayor desprecio y burla hacia el venezolano. Mientras gran parte de Latinoamérica aprovechó esta década de bonanza, aquí una cúpula en el poder se aprovechó de la confianza de la gente. Mientras propias cifras oficiales hablan de un repunte de la pobreza que nos coloca en niveles similares a los que teníamos en 1998, un artículo de la BBC nos dice que la ruta de los jets privados Caracas-Miami es la de mayor crecimiento en la región. Saque usted sus conclusiones.
Brian Fincheltub
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