Pequeños pueblos se encuentran dispersos a lo largo del lugar, que tiene huertas de manzanas y peras y grises caminos de piedra del fondo del valle a una altura de más de 2.000 metros sobre el nivel del mar.
Muchos de estos pueblos, que fueron bulliciosas comunidades en el siglo XIX, ahora yacen abandonados o permanecen con un puñado de habitantes.
Un camino sin salida, la carretera D107, serpentea a través de la zona, pasando iglesias y un lugar de acampada que ofrece un espacio de paz para los excursionistas de verano.
Pero la lejanía —que atrae a un pequeño número de turistas que buscan caminar a través de las verdes colinas— puede hacer difícil el llegar al lugar del accidente de Germanwings.
El capitán Benoit Zeisser, de la Gendarmería en Digne, la mayor ciudad cercana, dijo a CNN que el sitio de la caída está en «terreno difícil».
La policía francesa en la región ha pedido a los lugareños y los visitantes a permanecer lejos del sitio, instándolos a «no estorbar las carreteras” para que circulen los vehículos de emergencia.