La mejor demostración que la cultura política venezolana se encuentra aún en pañales es cuando observamos el uso de las ideologías. Particularmente no creemos en ninguna de ellas, al final todas, las de izquierda y las de derecha, solo buscan justificar la permanencia en el poder de una casta política, bien sea de forma “democrática”, por el sutil (a veces no tan sutil) amaestramiento de las instituciones públicas o autoritariamente.
En fin, sí dedicamos tiempo en estudiar a las naciones que hoy poseen mejor calidad de vida en el planeta nos damos cuenta de un factor común, ninguna hace alusión ni propaganda a una ideología en particular, a pesar de encontrar partidos políticos que hacen titularmente mención a ellas basan sus ofertas electorales en soluciones a problemas o tópicos relacionados directamente con la realidad, con lo práctico, con el día a día, por ejemplo cómo hacer frente al gasto público, mejorar sistema de salud, de educación o el muy delicado tema de los impuestos, la población los premia con su voto según consideren esas futuras medidas logren impactar sus vidas, el tema político-ideológico quedó rezagado para el estudio y comprensión de la historia, como referentes de épocas de la humanidad, como insumos referenciales de lo que hay que hacer y de lo que no.
En la Venezuela del Siglo XXI las cosas son profundamente distintas, prácticamente desde las filas del gobierno y todo su espectro social la discusión, el discurso y la oferta se basa 100% en lo ideológico, en el “Socialismo”, valga decir, en una forma exagerada. Así pues, tenemos “Areperas Socialistas”, “Fabrica de harina de maíz Socialista”, “Abastos Socialistas”, “Mercados Socialistas” y pare de contar, prácticamente se ha hecho del socialismo una marca, un producto, algo muy complejo de comprender desde el punto ideológico, sobre todo cuando diariamente es denunciado que sus principales proponentes (familiares y allegados) presuntamente llevan vidas muy distintas a lo que rezan sus predicas, más bien, vidas emparentadas a su supuesto “archirrival” el capitalismo, por sí fuera poco, la relación con sus bases se cimenta en el otorgamiento de recursos económicos a las distintas expresiones de lo que se denomina Poder Popular ¿Dónde están los socialistas humanos?
Desde esa dispersión presuntamente ideológica, desde los decisores, planificadores y ejecutores (gobernantes y aspirantes a serlo) se privilegia lo etéreo, las promesas de un futuro mejor, la constante amenaza de variados enemigos externos, la perenne confabulación de poderosos e indeterminados enemigos internos… le pregunto ¿Cómo usted puede medir “Patria” o “Soberanía”? Sencillamente es muy difícil, así como extremadamente subjetivo. Probablemente, por esa razón esas sociedades denominadas del primer mundo (no porque no tengan problemas sino porque supieron privilegiar lo realmente importante) la vida política del país se conduce desde lo racional, desde lo tangible, desde lo palpable en el día a día, las ideologías son solo referencias, lo importante son las propuestas claras de sus políticos y gobernantes, pero sobre todas las cosas “los resultados”, no en cifras ni supuestas estadísticas maravillosas, sino en la calidad de vida de los ciudadanos. Así que ¿Ideologías? No gracias, prefiero resultados.
Leandro Rodríguez Linárez