El proveedor de alojamiento online Airbnb y la organización de los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro-2016 firmaron este viernes un acuerdo para ofrecer a los asistentes 20.000 habitaciones privadas durante el evento deportivo.
Airbnb dijo que tenía hasta 80.000 cuartos disponibles en viviendas particulares de la ciudad, que a lo largo de tres semanas será la sede de los primeros juegos celebrados en Sudamérica.
Joe Gebbia, uno de los cofundadores de Airbnb, selló el convenio con Sidney Levy, director general del Comité Rio-2016, que permitirá a los aficionados que ingresen a comprar sus entradas en el sitio oficial de internet -a la venta desde el martes- tener un vínculo para acceder a la web estadounidense.
«Airbnb será el servicio oficial de alojamientos privados para los Juegos Olímpicos-2016», anunció Gebbia, cuya compañía está especializada en ofrecer habitaciones en casas y apartamentos de particulares, con desayuno incluido.
«Estamos listos para mostrar cómo es la hospitalidad brasileña», añadió.
El convenio es el primero de este tipo que se firma en los juegos, ya que tradicionalmente está a cargo de la hotelería tradicional.
Pero la firma del contrato permite distender parte de la presión existente sobre el hospedaje, luego de que el Comité Olímpico Internacional expresara su preocupación sobre si Rio podría ofrecer a tiempo unas 40.000 habitaciones de hotel para el evento que comenzará el 5 de agosto del año próximo.
Otros 5.000 cuartos estarán disponibles en hoteles aún en construcción en la ciudad, que espera recibir unos 380.000 visitantes durante el megaevento deportivo.
Airbnb, que comenzó a operar en 2008, reporta tener unos 17 millones de usuarios a nivel global y es una empresa conocida para los brasileños y los extranjeros que buscan opciones más económicas que los hoteles.
«Rio es uno de los destinos más buscados en Airbnb, que tiene un listado de más de 20.000 propuestas en 80 barrios» de la ‘cidade maravilhosa’, explicó.
Debido a la limitada capacidad hotelera, el gobierno de Rio de Janeiro estimuló a los turistas a quedarse en viviendas privadas durante el último mundial de fútbol en 2014, o para la visita del Papa Francisco el año anterior.
En esas ocasiones no había firmado, sin embargo, un acuerdo formal como en el caso de los Juegos de Rio.