El mercado laboral de Estados Unidos tuvo su mejor año de ganancias el año pasado desde 1999, y la actividad económica creció un enorme 5 % en el tercer trimestre… el mejor trimestre desde el 2003.
Tres meses más tarde, la economía de Estados Unidos se ve un poco extenuada. Está perdiendo su impulso de formas desconcertantes. La contratación aún sigue siendo fuerte, pero los expertos están empezando a reducir sus pronósticos de crecimiento.
Janet Yellen, presidenta del Sistema de Reserva Federal, lo resumió bien el viernes en un discurso: «Si las condiciones subyacentes realmente han vuelto a la normalidad, la economía debería estar en auge».
Los economistas dicen que existen dos problemas principales: en todo caso, los salarios de los trabajadores no están aumentando mucho. Como resultado, los estadounidenses no salen ni gastan mucho dinero. Además de eso, muchas economías extranjeras se están desacelerando, lo que ejerce presión sobre Estados Unidos.
La pregunta que va más allá es si simplemente se trata de una irregularidad o si es un cambio mayor el que está ocurriendo.
«En realidad el consumidor no se ha involucrado de inmediato», dijo Peter Cardillo, economista de mercado en jefe de Rockwell Global Capital. «Estamos atravesando una irregularidad».
Dado que el informe de empleos correspondiente a marzo saldrá el viernes, el enfoque de esta semana se concentrará en esta preocupación económica.
Sigue siendo fuerte en el sector de empleos: Estados Unidos agregó más de medio millón de puestos de trabajo tan solo en los dos primeros meses de este año. Ese es un aumento del 50% respecto al mismo periodo de dos meses de hace un año, cuando el vórtice polar desanimó a gran parte de Estados Unidos.
Las ganancias en el empleo se ha trasmitido a otras áreas: los sectores de salud pública, construcción, servicios y negocios al por menor han experimentado un fuerte aumento. La tasa de desempleo ha bajado al 5,5%, la puntuación más baja en siete años.
Sería una historia a todo vapor en el empleo, excepto por una cosa: el aumento salarial.
Los salarios por hora solo aumentaron un 2% en febrero. Ese es un aumento marginal, pero es demasiado poco para que la mayoría de los estadounidenses se den cuenta del progreso de la recuperación. Además, está muy por debajo de la meta de la Reserva Federal de aproximadamente un 3,5 %.
Los salarios, por lo general, son el último criterio de la economía para avanzar en la dirección correcta. Algunos economistas dicen que existe un desfase de seis meses en el crecimiento de los alarios si se compara con la tasa de desempleo. En otras palabras, el crecimiento que vemos ahora en los salarios refleja la tasa de desempleo de septiembre (cuando fue del 5,9%).
«Si existe un aumento del 2 % —ese es de hecho un crecimiento—, pero definitivamente no es el crecimiento que vaya a provocar que se acelere un cambio en los salarios», dice Cardillo.
El viernes ponle atención al crecimiento salarial como una medida igual de importante. Está comenzando a ser tan importante como la tasa de desempleo, porque es un buen indicador de la confianza del consumidor.
Signos de descenso: la gente no sale ni gasta a menos que se sienta segura en relación al futuro. Se tenía la esperanza de que la gasolina barata pudiera alentar a la gente a sentirse mejor en cuanto a la economía y a sus billeteras. El costo de un galón de gasolina era de 3,53 dólares hace un año. Ahora está a 2,42 dólares, según la AAA.
Pero muchas personas aún se aferran a ese ahorro. Las ventas al por menor y la construcción de nuevas viviendas cayeron en febrero, por debajo de las estimaciones. Las últimas cifras para el sector de manufactura también se encuentran por debajo de las previstas. Todo esto podría simplemente ser una desaceleración de invierno, pero está causando alarma.
«Todo esto se debió a las inclemencias del clima que tuvimos… Creo que eso hizo que muchos compradores se quedaran en casa», dice Bernard Baumohl, economista en jefe del Economic Outlook Group, una firma de investigación.
Baumohl considera que la economía repuntará en el segundo trimestre… tal como lo hizo el año pasado. Sin embargo, en este momento, los compradores —e inversionistas— se encuentran en el modo de «esperemos a ver qué pasa». Las empresas también están manteniendo niveles récord de efectivo, lo que indica que tampoco podrían sentir la suficiente confianza como para gastar a lo grande.
Los analistas prevén que las ganancias del primer trimestre para las empresas en el índice S&P; 500 podrían reducirse en un 4,6%, en comparación con el mismo trimestre del año pasado, según FactSet Research. Esa sería la primera desaceleración de ganancias en aproximadamente dos años. Esto tiene nerviosos a los inversionistas, razón por la cual el Dow es negativo para el año y el índice S&P; 500 no presenta cambios.
Continúa siendo lento en todo el mundo: si Estados Unidos es la liebre, en este momento todos los demás países del mundo parecen ser la tortuga.
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Europa está empezando a desplazar su economía en la dirección correcta después de años de ir a un ritmo muy lento. Japón sigue sumido en la deflación a medida que aumentan las preocupaciones de que su plan de estímulo no está funcionando. Oh, sí, Grecia sigue siendo un problema y Yemen se enfrenta a una crisis grave.
Sin embargo, la peor evolución, desde el punto de vista económico, es la desaceleración de China y la fortaleza del dólar. El crecimiento económico de China estuvo básicamente rompiendo la barrera del sonido en los últimos años. Ahora simplemente se encuentra a una altitud más baja, lo que significa que hay menos demanda de exportaciones de Estados Unidos a China.
El dólar estadounidense se encuentra en su aumento más rápido en 40 años, lo que hace que los productos estadounidenses sean más costosos que los extranjeros. Eso es muy bueno para los viajeros de Estados Unidos, pero perjudica a los principales empleadores de Estados Unidos como Microsoft y Caterpillar.
Toda la volatilidad extranjera está sacudiendo el mercado de valores de Estados Unidos. Si además añadimos el dilema del dólar, la perspectiva del consumidor lento y, por no mencionar, los temores de alza a las tasas federales, este año se perfila rápidamente como una montaña rusa rocosa.
«Aún nos falta mucho por recorrer», dice Laurence Ball, profesor de economía de la Universidad Johns Hopkins.