«Vamos a hacer una jornada extensa de denuncia por la agresión de la que es objeto nuestro país, explicaremos nuestras razones y presentaremos la solicitud que junto a otros países del mundo hacemos al presidente Obama, de que derogue el decreto contra Venezuela».
Así lo informó el embajador de Venezuela ante la Organización de Naciones Unidas, Rafael Ramírez, quien informó que se denunciará ante el organismo al gobierno de Estados Unidos por el decreto en el que declara a Venezuela como una amenaza para su seguridad.
En entrevista concedida a Telesur, Ramírez señaló además que para esta acción, el Gobierno venezolano presentará el respaldo de organismos como Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac); la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América (Alba).
Destacó que en la comunidad internacional existe «una reacción de indignación, extrañeza, de rechazo de las medidas. Todos estos comunicados coinciden en pedirle al gobierno del presidente Obama que derogue el decreto que de manera ilegal ha emitido y que viola todos los principios de la carta de las Naciones y lo establecido en el derecho internacional».
Ramírez aseguró que una de las fortalezas que posee Venezuela es la política exterior construida por el fallecido presidente Hugo Chávez, «esto es parte de su legado y se creó un espacio seguro para nuestra región. Hemos desempeñado distintos roles y momentos de la Revolución, asumimos la tarea con humildad, hemos tenido que hacer mucho ejercicio de la política por nuestras ideas».
En días pasados el mismo Ram¿írez consideró que «las sanciones son un mecanismo obsoleto, que ha demostrado su fracaso en muchas otras oportunidades y experiencias».
Indicó que «tenemos suficientes elementos para seguir avanzando en nuestro propio plan de desarrollo, con nuestros propios planeamientos, porque estamos acompañados de la solidaridad de muchos países del mundo».
Alertó que el tipo de acciones emprendidas desde Washington, durante décadas y más en estos tiempos pueden constituirse como «un mecanismo muy peligroso que está siendo utilizando por el Gobierno de los Estados Unidos para tratar de imponer por la fuerza sus puntos de vista».