Autoridades de Kenia informan que han identificado al hijo de un funcionario de gobierno como uno de los hombres armados que atacaron una universidad, con un saldo de 148 muertos.
Mwenda Njoka, portavoz del Ministerio del Interior, dijo que el hombre fue identificado como el keniano Abdirahim Mohammed Abdullahi. Njoka dijo que el padre de Abdullahi, un líder en el Condado Mandera County, había reportado el año pasado la desaparición de su hijo y que temía que se hubiera ido a Somalia.
Los extremistas somalíes de Al Shabab se atribuyeron la responsabilidad del ataque a la Universidad de Garissa el jueves, e indicaron que fue en represalia por el despliegue de soldados kenianos en Somalia para combatir a los extremistas rebeldes.
Anteriormente, numerosos cristianos se reunieron a orar, entonar himnos y batir palmas en la misa de Domingo de Ramos en una iglesia católica en Garissa.
Fuerzas de seguridad patrullaban el perímetro de la Iglesia Nuestra Señora de la Consolación, que fue atacada por extremistas hace casi tres años. Granadas lanzadas contra el edificio dispersaron metralla en el interior y lesionaron a varios fieles. Un ataque el mismo día en otra iglesia de Garissa mató a más de 17 personas.
Las actividades del domingo estuvieron marcadas por la emoción entre los varios cientos de miembros de la minoría cristiana de Garissa, que se siente ahora temerosa tras el atentado de Al Shabab.
«Seguimos pidiéndole a Dios que nos ayude, nos reconforte en estos tiempos difíciles», dijo Dominick Odhiambo, un fiel que dijo que planea dejar su trabajo como plomero en Garissa y abandonar la ciudad a causa del miedo.
«Gracias por venir», dijo el obispo Joseph Alessandro al dirigirse a su congregación. Dijo que algunos de los que murieron en el ataque del jueves hubieran asistido a la misa y leyó mensajes de condolencias de varias partes del mundo.
Alessandro vio similitudes entre el calvario de Jesucristo, que conmemora la Pascua, y la situación de Garissa.
«Unimos el sufrir de los familiares de las víctimas con el de Jesús», señaló. «Las víctimas se levantarán de nuevo con Cristo».
Alessandro llegó a Garissa en 1989 y unos bandidos le dispararon durante un viaje a las afueras de la localidad, varios años después. Dijo que ha habido cierto desarrollo en la zona en años recientes, pero también un aumento a la inseguridad debido a la presencia de Al Shabab.
«No sabes quienes son. Podrían ser tus vecinos», comentó. Una fuerte presencia de seguridad solo ayuda hasta cierto punto y se necesita más inteligencia sobre el grupo terrorista, dijo.
La misa fue emotiva y espiritual, con combinaciones de incienso, velas y otras tradiciones con los cantos locales y animados. Los fieles se menearon al ritmo de los himnos en la sencilla iglesia con paredes entramadas que permiten el ingreso de la luz y la brisa.
Roseline Oduor se dijo preocupada porque la iglesia ya había sido blanco de ataques previos.
«Tener el valor como cristiana, tenemos esa fe al venir a la iglesia», comentó Oduor. «Hemos pasado por lo mismo que ha sufrido Jesús».
Agregó: «Cuando llegue el día, no puedes correr de la muerte, ya sea bajo un árbol, en cama o donde sea».
Los milicianos islámicos dijeron que el ataque a la universidad de Garissa se debió en respuesta a las matanzas que han realizado las tropas kenianas que combaten a los rebeldes en Somalia.
«Ninguna cantidad de medidas precautorias será capaz de garantizar su seguridad, evitar otro ataque o prevenir otro baño de sangre», dijo Al Shabab.