Educar a los niños es una aventura diaria que debe emprenderse con paciencia, dedicación y amor
Los padres y las madres no disponen de un manual perfecto que les enseñe cómo educar a sus hijos para que se convierta, el día de mañana, en un adulto feliz. Eso es, sin duda, lo que todos esperamos y lo que todo educador o familiar desea para los niños. Sin embargo, hay algunas claves que te ayudarán en ese camino.
Tememos cometer errores, e incluso no cumplir esas expectativas que tenemos marcadas. Y, ante todo, nos da miedo no saber responder a cada una de las necesidades que los niños van a tener a lo largo de su vida. No obstante, hay algo que debes tener claro: no se trata de ser “la madre perfecta”. Se trata, simplemente, de ser una buena madre, una guía, un apoyo.
No debemos obsesionarnos con solucionar cada problema que nuestros niños puedan tener. A veces, es mejor poner “medios” y “estrategias” para que ellos mismos logren dar con la solución adecuada. Ahí es donde las palabras son claves para educar. Hoy, queremos enseñarte cuáles son las más adecuadas, esas que todo niño desea escuchar.
1. Confía
Poner nuestra confianza en nuestros hijos es una base esencial para que crezcan con seguridad y autonomía. En nuestro espacio, ya te hablamos en una ocasión de los riesgos de la sobreprotección, ese patrón educativo con el cual impedimos que los niños tengan oportunidades propias de aprendizaje, ahí donde se ejerce un control absoluto en muchos ámbitos de su vida.
No es adecuado. La frase “yo confío en ti” debe obligarles desde muy temprano a ser responsables, a que entiendan que tienen nuestro apoyo incondicional para dar sus primeros pasos con seguridad y decisión.
2. Siente
“Siente lo que ese niño puede pensar cuando lo insultas”; “siente lo que ocurre cuando tratas mal a alguien”; “siente tu felicidad cuando logras conseguir algo por ti mismo”; “siente tu bienestar cuando abrazas a tus abuelos o les dices que les quieres”…
La vida no es únicamente pensar en lo que queremos o lo que no tenemos. No se trata solo “de acumular cosas”, sino de sentirnos bien con lo que conseguimos cada día, disfrutar de los amigos, de la familia, de tus mascotas… Los niños deben aprender desde muy temprano la importancia de “sentir su vida al máximo, con felicidad e integridad”.
3. Comprende
Nuestros niños deben aprender desde muy temprano la importancia de comprender a los demás y de ponerse en el lugar de los otros. Es vital que el conocimiento intelectual se equilibre con el emocional. No se trata de entender únicamente los conceptos educativos, saber multiplicar, saber comprender las ideas de un texto…
Debemos conseguir que los niños entiendan también el complejo mundo de las emociones, que las respeten y que sepan expresarse adecuadamente, hablando de lo que sienten, de lo que les preocupa, de lo que necesitan…
4. Comparte
“Comparte tu felicidad, establece relaciones positivas con quienes te rodean compartiendo lo que tienes y dejando que los demás también te aporten”. Si inculcamos en nuestros niños este pilar esencial, evitaremos educar niños egoístas que solo piensan en ellos mismos y que anteponen sus propias necesidades a todo lo demás.
Si aprenden a compartir, dispondrán de relaciones sociales más íntimas y seguras, tendrán buenos amigos y, el día de mañana, construirán relaciones afectivas más saludables.
5. Ama
Para educar a tus hijos en la felicidad, debes conseguir no solo que los niños amen a quienes le rodean y los cuidan, sino que, además, es vital que “aprendan a quererse a ellos mismos”. La autoestima es muy importante para crecer con seguridad y madurez.
Amarse a uno mismo y ser capaz de demostrar amor a los demás es, sin lugar a dudas, una base para desarrollar en los niños la inteligencia emocional. No dudes, pues, en fomentar estas palabras día a día en tus niños. El amor, la confianza, el saber compartir y entender son puentes en ese crecimiento para que, el día de mañana, sean adultos felices.
Educar a los niños es una aventura diaria que debe emprenderse con paciencia, dedicación y amor. No debes tener miedo a cometer errores: nadie es perfecto a la hora de dar consejos o de servir como ejemplo. Lo más importante es que nuestros hijos sepan en todo momento que los queremos y que los vamos a apoyar en todo lo que hagan.
Vía Mejor con salud