Aun cuando el anclaje cambiario no es oficial, en Venezuela hace tiempo que extraoficialmente los precios de todos los servicios y bienes de consumo, con excepción de los perecederos de origen agrícola, están dolarizados
En la mal llamada “Venezuela Revolucionaria”, hasta hace muy poco, era casi un sacrilegio hablar del incremento de la gasolina o de la dolarización de la economía. Sin embargo, el giro de timón que ha dado el gobierno con el tema del aumento de la gasolina, deja un único tabú: la dolarización económica.
Los gobiernos “satanizan” el tema de la dolarización, anclaje cambiario, para atemorizar al pueblo, sin embargo, Ecuador con su proceso económico es uno de los países más prósperos de la región. Un sistema como éste restringiría “el señoreaje”, nombre que recibe la facultad que tienen los gobiernos de imprimir dinero para financiar su gasto publico, proceso que he denunciado en artículos anteriores como el primer responsable de la carestía de la vida que sufre nuestro país.
Aun cuando el anclaje cambiario no es oficial, en Venezuela hace tiempo que extraoficialmente los precios de todos los servicios y bienes de consumo, con excepción de los perecederos de origen agrícola, están dolarizados. Esto trae como consecuencia que al estar los gastos dolarizados, mientras los ingresos continúan en bolívares, no haya ingreso en moneda nacional que, trabajado y ganado honestamente, alcance para pagar los bienes en calidad y cantidad suficiente que permitan mejorar la calidad de vida del pueblo.
Los venezolanos estamos sometidos a un proceso de empobrecimiento acelerado, sin posibles cambios positivos en el corto plazo. Primer ejemplo: en el año 2010 el salario mínimo era 1.223,89 bolívares al mes, el dólar marcador rondaba los 9,24 bolívares, es decir el salario mínimo representaba 132,45 dólares al mes. En marzo 2015, el salario mínimo 5.622 bolívares mensuales más 2095 bolívares por concepto de cesta ticket, suma 7.717 bolívares mensuales, con un dólar marcador 248,52 bolívares, lo que representa un salario de 31,05 dólares mensuales. Sin hacer otras consideraciones, hemos perdido 101,40 dólares mensuales.
Otro ejemplo: el salario mínimo en Colombia es 273 dólares mensuales; en Argentina 346,76 dólares mensuales; en Ecuador 354 dólares mensuales; en USA una jornada de 8 horas remunera 64 dólares. Con la inflación quienes más pierden son los pobres, los que ganan un salario mínimo, los que viven de una renta, los pensionados y tantas personas que no tienen como preservar el valor de sus ingresos; por eso mi preocupación es que se logre un mecanismo que salvaguarde la capacidad adquisitiva de los ingresos de quienes menos tienen y eso solo se logra atando el valor de los salarios, pensiones y rentas a una moneda fuerte cuyo nombre es lo menos importante.
Coordinador Nacional de “Gente” Generación Independiente
Noel Álvarez
@alvareznv