El arzobispo de Tegucigalpa, Óscar Andrés Rodriguez Maradiaga, condenó la represión que el Gobierno de Venezuela ejerce contra la oposición política de ese país y defendió el derecho legítimo a expresar la discrepancia.
«Es legítimo que haya una oposición», dijo hoy el arzobispo y cardenal en un desayuno informativo en Madrid, e insistió en que «reprimir y mandar a la cárcel es un signo de debilidad».
«Cuando se quita la libertad se quita el bien más grande que Dios dio al ser humano», declaró el arzobispo y presidente de la Conferencia Episcopal de Honduras.
Líderes opositores como Leopoldo López o Antonio Ledezma, alcalde de Caracas, están encarcelados en Venezuela, el primero detenido tras las movilizaciones del pasado año y el segundo arrestado el pasado mes de febrero, acusado de conspiración.
«Esto no es una manera de llevar adelante algo mejor», afirmó el arzobispo, que también es presidente de Cáritas Internacional.
«Venezuela no puede estar aislada, pero se aisla a sí misma con un gobierno que reprime la libertad», insistió.
Estas afirmaciones de monseñor Rodríguez Maradiaga se producen un día después de presentarse la «Declaración de Panamá», firmada por veinticinco expresidentes iberoamericanos, en la que alertan de una «severa crisis democrática» en Venezuela y piden «soluciones negociadas».
El documento se presentó en el marco de la Cumbre de las Américas que se celebra en Panamá hoy y mañana.
Monseñor Rodríguez Maradiaga defendió el derecho de denunciar casos que se consideren injustos frente a los que afirman que son asuntos internos de cada país, porque si no, se llegaría «a una indiferencia total», a «la globalización de la indiferencia», dijo.
«Ese principio a no inmiscuirse también tiene límites», dijo, e insistió en que «cuando no se reconocen los límites, entonces nos convertimos en semidioses y nos encerramos en una manera de vivir y de pensar que nos aparta de la realidad».
«Un dictador se vuelve ciego, se vuelve sordo, se cree Dios y esto es un error», concluyó.
EFE