Nuestro pueblo sigue paralizado por la inacción en las políticas de reactivación económica, la inflación nos consume, la escasez se agudiza, todos se preparan para las elecciones parlamentarias, pero no pasa nada
Nicmer Evans | Aporrea.org
Dijo el Presidente Chávez en una oportunidad que «…mientras los gobernantes andamos de cumbre en cumbre, los pueblos van de abismo en abismo…», y hoy no puede tener más vigencia.
Mientras el anfitrión, Panamá, hace de la VII Cumbre de Las Américas un espectáculo turístico, y la emoción de un sector de «latinoamericanos» se hace notar por la visita del «jefe de colonias» paseando por el patio trasero, unos hacen una cumbre de turismo de ONGS y otros tratan de hacer una contracumbre que al final tampoco podría dejar mucho si no se hacen las acciones adecuadas.
No deseo subestimar la importancia de esta Cumbre, pero excepto la expectativa que se puede tener sobre actitudes en torno a la polémica sobre la indigna resolución de Obama contra Venezuela, y la posible realineación de fuerzas en torno a la reconquista del gobierno estadounidense del espacio perdido en América Latina, cosa para las cuales no hace falta una Cumbre, todo lo que pasa antes de la Cumbre, seguirá su destino después de ella, solo que con alguna foto y algún anécdota adicional.
Mientras tanto, nuestro pueblo sigue paralizado por la inacción en las políticas de reactivación económica, la inflación nos consume, la escasez se agudiza, todos se preparan para las elecciones parlamentarias, pero no pasa nada.
Esta Cumbre será importante en el concierto internacional para ratificar la indignación de los pueblos americanos en cuanto a la permanente injerencia del gobierno estadounidense, pero esto no se diferencia de las últimas Cumbres desde que Chávez se puso de pie en contra del ALCA, por lo que hoy nuestra presencia lo que hace es legitimar un espacio organizado por la OEA que es el ministerio de colonias. Lo más digno es haber saboteado la Cumbre y persuadir a la mayoría de que no asistieran, pero no hubo política de resistencia planificada y orquestada, así que volvemos a prestarnos al show, y deberemos hacer un buen espectáculo o quedaremos en ridículo.
En este escenario, una sana aspiración es que la contracumbre de los pueblos sea contundente, y que la movilización que se logre genere el suficiente ruido como para tener repercusión mediática, pero lo más importante es que sectores organizados protesten, ridiculicen y desprecien la presencia de Obama en Panamá, lo otro: ser parte de un foro alterno, no tendría ninguna repercusión si no está acompañado de acciones de calle, de protestas y de acciones mediáticas que pongan en tela de juicio los abismos a los que nos llevan estas inútiles cumbres que ya Chávez denunciaba.
Pero la Cumbre, siendo un frente importante de lucha, no puede permitir que abandonemos nuestro primer frente, el de la lucha por salir de la crisis y por la necesidad de que se de una urgente rectificación en la conducción del proceso revolucionario. Para esto debemos iniciar la discusión del perfil transformador de los futuros candidatos a la Asamblea Nacional, ya que estas elecciones se convierten en un mediano plazo en la esperanza de que la revisión, rectificación y reimpulso revolucionario que reclamó Chávez tenga un espacio verdadero de debate, y deje de ser la Asamblea Nacional otra «Cumbre» entre sectores «polarizados» que llevan el pueblo al «abismo».