La gran mayoría de los ocupantes del campo provienen del pueblo de Sinyar y huyeron del ataque que ISIS perpetró ahí en agosto. Pero no todos escaparon. ISIS tomó cautivos a miles de yazidíes.
Los hombres podían elegir entre convertirse al Islam o ser asesinados. Pero los militantes islamistas separaron a las mujeres jóvenes y a las niñas para ser vendidas como esclavas sexuales.
En la cuarta edición de «Dabiq», la revista en línea de ISIS, un artículo titulado «El restablecimiento de la esclavitud antes de hora», esboza la retorcida justificación y las directrices del grupo para la esclavización de los yazidíes.
«Debemos recordar que esclavizar a las familias de los kuffar (infieles) y tomar a sus mujeres como concubinas es un aspecto firmemente establecido de la sharia», dice el artículo.
Nos dijeron que las mujeres que acaban de dar a luz o están amamantando a sus bebés son consideradas impuras y no pueden ser tomadas como esclavas sexuales… pero Hanan, de 19 años, no calificaba en esa definición.
«Nos separaron a todos», dice. «Nos arrastraron del pelo. Tomaron a las mujeres casadas, a las jóvenes. La más pequeña que estaba con nosotros tenía solo 10 años. Todas llorábamos».
«Dijeron que nos iban a encontrar con quién casarnos y que íbamos a olvidar a nuestra familia».
Bodega de esclavas sexuales
Durante la primera semana, Hanan estuvo cautiva junto a 50 mujeres más, la golpeaban regularmente, la amenazaban con torturarla y le daban de comer solo un plato de arroz.
El grupo fue trasladado a un edificio de tres plantas en Mosul que ella describió como una bodega de esclavas sexuales, donde cientos de niñas y mujeres eran retenidas.
«Nos agrupaban a más o menos 50 de nosotros en filas de 10. Nos decían ‘no se muevan, no lloren, o las golpearemos’. Los hombres entraban y describían el tipo de chica que querían y luego elegían a su antojo», recuerda. La niña nos habló en kurdo y dijo ‘me golpearon, me esposaron y me violaron’.
Hanan, excautiva de ISIS
Con el tiempo la eligieron, como parte de un grupo de 25. De ese grupo, a Hanan la separaron en un grupo más pequeño de siete y fue llevada a una casa en un pueblo. Dos combatientes de ISIS custodiaban la puerta y le ordenaron a las chicas que se limpiaran y bañaran.
«Trajeron a una chica yazidí que había estado con ellos durante dos meses. Llevaba puesto el niqab negro. Nos dijeron ‘les vamos a hacer lo que le hicimos a ella'», dice Hanan. La chica nos habló en kurdo y dijo ‘me golpearon, me esposaron y me violaron'».
Hanan y las demás decidieron que tenían que tratar de escapar.
Esa noche, treparon por la ventana de la habitación. «La cuarta chica saltó hacia afuera; yo fui la quinta. Me arrastré hasta el muro y estaba a punto de saltar cuando vi su linterna», me cuenta. «Atraparon a las dos últimas chicas».
Ellas corrieron y de alguna forma evitaron ser capturadas. Cuatro horas más tarde estaban fuera del territorio de ISIS. «Si tan solo veo a alguien con barba empiezo a temblar», dice Hanan.
Ahora se encuentra físicamente libre, pero mentalmente sigue cautiva. Hanan aún se siente atormentada, al igual que muchos otros, por lo que ha pasado y por lo que quienes todavía se encuentran cautivos por ISIS deben soportar… un destino peor que la muerte.