No hay nada en lo que el gobierno pierda más tiempo que en la búsqueda por mantener distraídos a sus seguidores. Digo a sus seguidores, porque somos cada vez más los venezolanos que no caemos en las trampas del discurso oficial, necesitado de confrontación permanente para tratar de distraer la atención de los grandes problemas nacionales o en todo caso justificarlos culpando a factores externos.
Sus mensajes sobre todo van dirigidos a la base dura del madurismo, que siempre creerá todo aquello que se repita incansablemente desde los medios de propaganda del PSUV, pues en este segmento de la población no existe la autocritica, debido a que su nivel de fanatismo es mayor que su capacidad de razonar. Tampoco hay posibilidad de debatir, ellos no escucharán, repetirán con exactitud el guión oficial.
La guerra económica, el sabotaje, las amenazas de invasión y las peleas contra el imperio encabezan el ranking de las armas de distracción más usadas por el gobierno nacional para seguir sacando de la realidad a su gente. Empatan una pelea con otra, una excusa con otra, no pueden dejar espacio a que la dude entre en la cabeza de sus seguidores, para eso se encargan de llenarles la cabeza no solo de cuentos chinos, sino también de preocupaciones. Pero no altas preocupaciones, como la trascendencia, sino las más básicas, las relacionadas con su subsistencia.
Al venezolano común se le va la vida buscando los tres golpes diarios, no le queda energías ni mucho menos tiempo para pensar en otras cosas. El madurista vive también lo mismo, solo que para ellos todos son culpables menos el gobierno. Esto tiene que ver también con lo escuchaba de un disidente cubano hace unos días, él hablaba acerca del sector de la población en la isla que se mantenía más firme con Los Castro, son sobre todo personas de la tercera edad, que cincuenta años más tarde no tienen miedo a rectificar sino a reconocer que se equivocaron toda una vida. Aquí hay muchos que no quieren reconocer que eligieron mal y que en la aventura por vengarse del pasado, terminamos pagando todos. Culpables y no culpables.
Hoy el gobierno tiene un nuevo aprieto, buscar nuevos países con quien pelear. Lo de EEUU no logró cohesionar, pero al menos se llevó algunos titulares nacionales e internacional. Esa también es la idea, que en lugar que los medios titulen con el número de policías asesinados este año en Caracas, abran con el cierre de una embajada o una frase chocante contra otro jefe de Estado. Por eso, viendo la necesidad del gobierno por cazar peleas, les escribido algunas ideas para la construcción de próximos enemigos imaginarios.
Pasada la página de los EE. UU., el menos por unos días, pasamos a pelear contra otro imperio histórico: El reino de España. Viene como anillo al dedo, porque apelarán a todo aquello del saqueo histórico, de la conquista, la independencia y por supuesto que no podía faltar en la sopa del resentimiento social y la inferioridad el condimento del racismo, “nos atacan porque son racistas” dijo Maduro. Toca esperar cuándo comienza la recolección de firmas contra los reyes.
Otras peleas interesantes que aquí proponemos, serían las que se pueden dar contra el imperio romano, el Inca, el Azteca, el imperio Otomano, el Austrohúngaro, el Sacro Imperio Romano Germánico, en fin, sobran imperios, no importan que hayan dejado de existir hace siglos, aquí lo importante es pelear. Ojo, siempre y cuando no peleemos contra el imperio del hampa, la escasez y la inflación, porque esa guerra la tenemos pérdida y no se para con firmas.
Brian Fincheltub
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