Lozano asegura que el embarazo adolescente es un problema monumental, no sólo en Venezuela sino también en América Latina. Tiene muchas implicaciones no sólo de salud pública sino también de tipo social. Evidentemente, no se han tomado los correctivos necesarios pues las cifras son alarmantes.
Hace seis meses el diario venezolano El Universal realizó un trabajo sobre el tema en el que publicó lo siguiente:
Latinoamérica y el Caribe van en retroceso en la lucha contra el embarazo adolescente: es la única región en donde el parto de jóvenes menores de 15 años aumentó, según datos del Fondo de población de las Naciones Unidas (Unfpa).
De acuerdo con el programa de Telemedicina de la Universidad Central de Venezuela, de cada 100 mujeres que quedan embarazadas anualmente, 25 son adolescentes. El país posee desde hace años el récord de ser el país con mayor cantidad de embarazos en menores en Sudamérica.
El Plan Andino para la Prevención del Embarazo Adolescente (Planea), implementado por la Unfpa, indica que en la subregión andina, que corresponde a Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, se calcula que de los siete millones de adolescentes que hay en la región entre los 15 y 19 años, alrededor de un millón y medio, ya son madres o se encuentran en estado actualmente. Sin embargo, la carencia de información no influye de forma unilateral en los resultados, puesto que más del 90 % de los adolescentes de la región andina tiene conocimiento sobre los métodos anticonceptivos, publicó el diario El Impulso.
El embarazo en adolescente genera también una serie de situaciones que afectan a la mujer; entre ellas, la más grave es que el embarazo adolescente es directamente proporcional a la mortalidad materna.
El estado debe actuar
Para la diputada, presidenta de la Comisión de Familia de la Asamblea Nacional venezolana, Dinorah Figuera en el caso de embarazo a temprana edad el Estado venezolano debe atacar más las causas que las consecuencias. “Debe atacarse el tema educativo. En la actualidad se le da a los niños la educación sexual y reproductiva a destiempo y con muchas limitaciones esto debe cambiar”, enfatizó en entrevista realizada por Voces Visibles.
Agregó que uno de los puntos que más preocupa es la falta de una política pública de acompañamiento a la adolescente embarazada. “La incertidumbre acompaña a esa madre en todo su embarazo”. En este sentido apuntó que cuando ese embarazo temprano no es apoyado por la familia, algunas adolescentes deben irse de sus casas a vivir como puedan. “Y esto acarrea muchas consecuencias sociales”.
“Una de esas consecuencias es que las madres adolescentes son mujeres que pierden oportunidades para desarrollarsedesde el punto de vista profesional y aceptan cualquier tipo de trabajo para tener algún tipo de ingresos. Por esta razón el Estado debe aplicar una gigantesca campaña de concientización para la prevención del embarazo adolescente”,señala la diputada venezolana
Figuera habló también del rechazo que experimenta las adolescentes embarazadas de su grupo de amigos como otra de las consecuencias sociales.
La diputada, que es médico, indicó que según algunas cifras que maneja del Ministerio de Salud de la República Bolivariana de Venezuela, el 40% de las familias venezolanas son de madres solas que asumen como jefe de familias. Afirma que esto es la feminización de la pobreza.