El Morochito Iriza ha defendido toda su vida los ochenta kilómetros de esta reserva ecológica de Barlovento, además que, desde sus inicios, abrazó contra viento y marea al proceso bolivariano. Hoy, sin embargo, no goza de una pensión ni de un reconocimiento por parte del Estado como sabio viviente y a ello se le suma esta situación lamentable, en la que le tienen que aplicar quimioterapia para prolongarle la vida
El efecto del cambio climático es una realidad. Sus efectos perversos nos están afectando como nunca antes en las historia se había visto.
Barlovento no escapa de ese fenómeno destructivo que es consecuencia del modo de vida consumista que llevamos caracterizado por un tipo de desarrollo que está resquebrajando desde ecosistemas sensibles hasta la pérdida de ríos, faunas marinas, aves silvestres y ciertos productos alimenticios tradicionales.
Uno de los principales factores de ese efecto negativo en toda humanidad a nivel mundial es, por un lado, el alto nivel de consumo de petróleo, así como el uso indiscriminado de fertilizantes para los cultivos agrícolas, al igual que el avance silencioso de los transgénicos, como el maíz con que el que se hace la Harina Pan, que es el mismo que se utiliza para engordar ganado y caballos, de ahí el aumento vertiginoso de la obesidad en las y los venezolanos en la actualidad.
Morocho Iriza: La sensibilidad y el Plan de la Patria
No es improvisado. Su palabra es profunda que se confunde con los tiempos ancestrales. Mitológicamente es el resplandor de Chanchamire, el protector espiritual de la Laguna. Mide milimétricamente cada palabra que sale de su boca, la gestualiza, la desliza con objetivo certero como el pelicano cuando se lanza sobre su presa.
Se trata de Héctor Iriza, mejor conocido como “Morochito”. Calle arriba, calle abajo, con sus lentejuelos tratando de sensibilizar a jóvenes y público en general para que defiendan su patrimonio ecológico amenazado. Este hombre sabio, sereno y defensor solitario de la Laguna de Tacarigua, está convencido que hay que salvaguardar ese hermoso paisaje ecológico ambiental, donde Yemaya (diosa del mar) se abraza con Ochum (diosa de las aguas dulces), produciendo un hermoso espectáculo entre peces que saltan evadiendo la cantidad de filetes que irresponsablemente los pescan sin discriminación, lo cual rompe con la cadena de la reproducción y de ahí que algunas especies hayan casi desaparecido como la mojarra.
Pero además de los filetes, es el ruido y la gasolina de las lanchas a motor que afectan a los peces y contaminan las aguas. Morochito ha sido un guía sabio para los análisis que han hecho el IVIC, la Unesco, un sector del desaparecido Ministerio del Ambiente y el Centro de Estudios Nacionales del Ambiente de la Universidad Central de Venezuela, sobre los peligros que amenazan la laguna
Pero Morochito, no es solo el sabio por excelencia de la Laguna, es un militante que se diferencia mucho de quienes poseen solo el conocimiento académico para regocijo de sí mismo o una tesis de grado, postgrado o doctorado. Para él, el conocimiento es la vida misma, es militar en la vida para la defensa en lo que se cree. Iriza representa lo que en el Plan de la Patria se denomina saberes ancestrales, los cuales son estratégicos para reconstruir el país. El quinto objetivo del Plan de la Patria (2013-2019) convoca a sumar esfuerzos para el impulso de un movimiento de carácter mundial para contener las causas y revertir los efectos del cambio climático que ocurren como consecuencia del modelo capitalista depredador. El nuevo Ministerio de Ecología debe apoyarse en Iriza, quien conoce palmo a palmo los ochenta kilómetros de una de las laguna más grandes del estado.
“Ni bolas me paran”
Sufrió persecuciones, amenazas, algunas veces tuvo que enconcharse, por oponerse férreamente a los planes destructores de la Laguna, liderados por urbanistas irresponsables, bajo la complacencia de los gobiernos de la Cuarta República. En 1980 organizamos, conjuntamente con Carlos Caique Rodríguez, el negro Antonio Duarte y contando con el apoyo de la recordada combatiente Argelia Laya, un encuentro en Defensa de la Laguna, en el que participaron Cenam, Unesco, entre otras instituciones. Luego le hicimos un homenaje a Morochito en San José de Barlovento. Apoyó contra viento y marea desde sus inicios al proceso Bolivariano con su corazón irreductible. Hoy, sin embargo, no goza de una pensión, ni de un reconocimiento de parte del Estado como sabio viviente y a ello se le suma esta situación lamentable, en la que le tienen que aplicar quimioterapia para prolongarle la vida. El Estado no se ha preocupado ni por apoyarle así como tampoco en darle su pensión vitalicia. Esto es un hecho vergonzoso de parte de un Estado que cree en la redimensión humana, es terrible que Morochito se nos muera de mengua. Dejo este escrito para que el alcalde Monterola agilice una ambulancia para que trasladen a Morocho el día lunes 11, que tiene quimioterapia en el hospital de El Llanito. Cuando lo llamé desde New Orleans, donde actualmente cumplo funciones diplomáticas, me dijo con voz quebrada:
“Chucho, toda mi vida he sido revolucionario y ahora fíjate, chico, ni bolas me paran… no es justo vale”.
Por derecho humano ayudemos a Morochito
Hago un llamado al ministro barloventeño Elías Jaua, Ministro de Comunas, Corpomiranda y además Protector de Miranda, a que por derecho humano le consiga su pensión a este líder de la revolución ecológica planetaria, tal como la soñó el presidente Chávez.
Hagamos un gran encuentro ecológico por la defensa de Barlovento en homenaje al gran Morochito Iriza.
¡Elías y alcalde Monterola, el teléfono para ayudar a Morocho es 04127006802!
La voz de Afroamérica
Jesús “Chucho” García