El secretario general saliente de la OEA, José Miguel Insulza, cree que el gradual proceso de integración de Cuba en el continente merece “reconocimiento” y dice haber sido “coherente” en su gestión de la crisis en Venezuela, aunque, a su juicio, el organismo no supo afrontar bien ese último reto.
En una entrevista con Efe, Insulza, que el lunes dejará la Organización de Estados Americanos (OEA) después de diez años al frente de la Secretaría General, identificó las crisis en Venezuela, Honduras y Paraguay como los momentos más difíciles de su mandato.
Su próximo reto es “participar en la política” de su país, Chile.
Insulza se despide mañana viernes del Consejo Permanente de la OEA y el martes pasará el relevo al uruguayo Luis Almagro con una convicción: la organización que deja es “mucho más fuerte hoy día, mucho más estructurada” y está “mejor orgánicamente que nunca”.
El diplomático chileno se siente especialmente “orgulloso” de haber sido el primer secretario general de la OEA en viajar a Cuba en más de medio siglo y el que “promovió” el levantamiento en 2009 de la suspensión de la isla como socio adoptada en 1962, aunque el país no ha vuelto aún a su seno.
“Yo no esperaba que Cuba volviera a la OEA de ninguna manera tan pronto, son demasiados años los que han pasado. Pero sí esperaría de ellos un reconocimiento algo mayor, porque en realidad esta OEA ha sido fundamental en lo que ha pasado después”, afirmó Insulza.
El titular de la OEA asegura que cuando visitó La Habana, en enero de 2014, ya “veía venir” en cierto modo el acercamiento entre EE.UU. y Cuba anunciado once meses después.
“Esta fue una cosa de los últimos diez años”, subrayó Insulza, y recordó que en su primera Asamblea General, la celebrada en Florida (EEUU) en 2005, casi nadie “habló de Cuba, ni a favor ni en contra”.
“Tuve la fortuna de estar también cuando Cuba se reintegró a la Cumbre de las Américas (en abril). Yo espero que este proceso continúe, y estoy seguro de que Luis Almagro va a continuar en la misma línea, pero creo que ha sido un gran éxito”, indicó a Efe.
Insulza cree que “es posible” que cuando Almagro abandone su cargo, en mayo de 2020, Cuba sea ya un miembro pleno de la OEA.
Pero también opina que una suspicacia acumulada durante medio siglo “no se borra de la noche a la mañana”, por lo que Cuba se irá integrando “poco a poco” en el sistema interamericano, empezando por “el debate sobre drogas” o “el Banco Interamericano de Desarrollo”.
“Y la parte ya política, eso se verá al final, eso tomará más tiempo. Mejor no poner plazos, porque uno se puede equivocar”, dijo.
Lo que sí cree que se resolverá pronto son las negociaciones entre el Gobierno colombiano y las FARC, que, a su juicio, pueden dar como resultado un acuerdo de paz este año o el próximo, aunque “la violencia” persistirá un poco más en el país.
La crisis política que se agudizó en Venezuela desde las protestas de febrero de 2014 es uno de los asuntos más “complejos” y dolorosos” con los que le ha tocado lidiar, “porque los países no han querido actuar respecto a Venezuela”.
Insulza matizó que no se refiere a una “intervención” en los asuntos internos de Venezuela, sino a que la OEA pudiera “promover un diálogo entre las partes de manera más abierta y más clara”.
“Yo he lamentado mucho que no se haya querido enfrentar esa situación de manera distinta (…), que no nos hayamos ocupado de la situación de un país que evidentemente sufre una crisis y en el cual la comunidad internacional no está haciendo todo lo que podría hacer”, añadió.
Opinó que el diálogo entre el Gobierno y la oposición “no ha dado ningún resultado”, pero los intentos de activarlo han “permitido que finalmente el número de presos políticos en Venezuela no sea tan alto como podría haber sido con la actitud del Gobierno”.
Según Insulza, “la mayoría” de las críticas que ha recibido durante estos diez años provenían “de venezolanos, de oposición o de Gobierno”, con duras acusaciones del fallecido presidente Hugo Chávez hace unos años y la reciente condena de muchos opositores al Gobierno de Maduro por su gestión de la crisis política actual.
“Yo creo que hemos sido coherentes en eso, y hemos actuado en lo que hemos podido respecto a Venezuela como Secretaría General, pero no hemos alterado las reglas del juego”, que no otorgan a su cargo “facultades” para “decidir la aplicación de la Carta Democrática Interamericana contra la voluntad del Gobierno” en cuestión, afirmó.
Insulza no cree que Venezuela imponga su voluntad en el Consejo Permanente de la OEA como hace unas décadas hacía EE.UU., una tesis que defienden algunos analistas, pero sí opina que “los países tienen opiniones cada vez más independientes, y por lo tanto no siempre deciden lo que se les digita desde alguna parte”.
Consideró además que EE.UU. “ha tenido menos participación” de lo que él “quisiera” en las decisiones de la OEA, pero también “ha aceptado que ya no manda en el Consejo como mandaba antes”.
Respecto al golpe de Estado en Honduras en 2009, destacó que “hubo unanimidad” en la decisión de suspender al país, aunque se “perdió un año” en volverlo a incorporar.
Sobre la crisis abierta en Paraguay en 2012 por la destitución de Lugo, resaltó que “no estando de acuerdo los países, cada uno puso de su parte para que eso no desembocara en una división”.
A sus 71 años, de los cuales 21 en cargos públicos, Insulza no se ha cansado de la política e insinúa que quizá podría interesarle “aconsejar” a otros políticos en su país.
“Mi proyecto por ahora es irme a mi casa, instalarme, instalar mi oficina, y vincularme a la política chilena”, resumió. EFE