Entre las personas asesinadas por David Simelane habían varias mujeres embarazadas
El primer caso de un asesino en serie en el pequeño país africano de Swazilandia se presentó a finales de los años ’90 y sus sádicas actividades se mantuvieron hasta el 2001 cuando fue detenido David Simelane, acusado de asesinar a 34 personas, pero se sospecha que es responsable de la muerte de 45 seres humanos.
Este asesino terminó prematuramente con la vida de decenas de mujeres y niños. Simelane ha cambiado a la manera de vida de los swazis, quienes tenían la idea de que Swazilandia era un país tranquilo, donde los miembros de familias vivían en hogares multigeneracionales y donde la delincuencia era baja porque todos se conocen entre sí.
Simelane se ha conocido como el asesino que se aprovechaban de las mujeres que viajan a través de las zonas rurales y urbanas. Sus víctimas iban solas o con niños pequeños y fuentes policiales especulan que a menudo pedían la cola para que las llevaran a su destino.
Las evidencias
La evidencia en la escena del crimen muestra que las mujeres fueron violadas y decapitadas. Los niños fueron asfixiados y algunos fueron encontrados con bolsas de plástico en la cabeza. La mayoría de los cuerpos se descompusieron gravemente, otros eran meros esqueletos y gran parte de ellos se descubrieron en el SAPPI / Usuthu, bosques comerciales de una empresa en la comunidad rural de Malkerns, a unos 30 kilómetros de la capital de Swazilandia, Mbabane.
Estos hallazgos fueron terribles y en un principio se creían que eran víctimas de otro sospechoso, Bongani Vilakati. En julio del 2000, los cuerpos de seis personas fueron desenterrados en la finca de Vilakati en Malkerns. Valakati estuvo implicado junto con dos mozambiqueños, que fueron contratados por él para cavar las tumbas y fueron arrestados por la policía. Durante ocho meses, Vilakati estaba en la clandestinidad, hasta que fue descubierto por la policía que lo persiguió a través de un campo de maíz y le disparó fatalmente.
Los medios de Swazilandia criticaron a la policía por disparar al sospechoso el cual estaba desarmado y si hubiese vivido podrían haber arrojado alguna luz sobre los informes de personas desaparecidas en la zona de Malkerns. Seguidamente, la policía buscaba los cuerpos de una mujer y su hijo a lo largo de la carretera de Malkerns, después de que el esposo angustiado colocara anuncios en los periódicos pidiendo información sobre el paradero de su familia, pero dar con ellos no estaba siendo nada fácil.
Operativo para capturarlo
Las organizaciones no gubernamentales y grupos religiosos se unieron para una vigilia de oración en el lugar del bosque donde la mayoría de los cuerpos fueron descubiertos. En ese momento, la policía había ofrecido una recompensa considerable por información que llevara a la captura de los asesinos.
Las autoridades policiales consideraban que Vilakati no era el único implicado e incluso empezaron a considerar que había un asesino que nada tenía que ver con el primer sospechoso. Las pistas que orientaron la búsqueda hacía David Simelane surgieron cuando una mujer, que estaba a punto de casarse, desapareció tras ser vista con Simelane.
El cuerpo de esta dama fue descubierto junto con su hijo de ocho meses de edad, entre los cadáveres localizados en el bosque. El novio de esta última víctima alertó a la policía sobre el paradero de Simelane y el sospechoso fue detenido mientras compraba en un supermercado en el sur de la ciudad Swazilandia en Nhlangano.
A la justicia del hombre
Además de la confesión de Simelane de haber cometido los asesinatos, la evidencia circunstancial de que esta mujer fue vista por última vez con el homicida, es el vínculo más fuerte entre él y los crímenes.
El arresto y la confesión posterior de David Simelane fueron un alivio a la gente swazi, que estaban traumatizados por los asesinatos. Su padre adoptivo dijo que David se volvió muy resentido y violento tras recibir una condena por violación que lo encarceló durante 20 años. Su liberación, en 1999, correspondía con el primero de los asesinatos en serie.
Tras su arresto, el 25 de abril del 2001, las investigaciones, interrogatorios y juicios posterior, David Simelane fue condenado, una década después de su detención, a morir en la horca el 25 de marzo del 2011. Su muerte fue la primera ejecución en Swazilandia desde 1983.
Pérdida de la inocencia
Tras el descubrimiento de este asesino en serie, Swazilandia ha perdido algo de su inocencia con estos crímenes. En una población en expansión, pero sumamente pobre en la que los imperativos económicos conducen a la gente a dejar sus hogares y a su familia para ganarse la vida, la aparición de este psicópata abrió la posibilidad de que sean muchas más las personas con intereses oscuros y morbosos que puedan atentar contra niños y mujeres solitarias
El dato
Hay que tomar en cuenta que Swazilandia es un país azotado por la enfermedad del SIDA y la pobreza es también una característica en varias zonas de este pequeño país, en el que las mujeres viajan con sus hijos con un solo boleto de autobús para buscar trabajo en las afueras de las ciudades y regresan pidiendo que algún conductor las llevara de vuelta.
Edda Pujadas
Twitter: @epujadas