La beatificación del arzobispo asesinado el 24 de marzo de 1980 cuando oficiaba misa fue objeto de polémica al interior de la iglesia local y en el Vaticano, así como en una polarizada sociedad salvadoreña
SAN SALVADOR, El Salvador — Bajo un inmenso halo solar que surgió repentinamente en el cielo, decenas de miles de personas vibraron durante la ceremonia de beatificación de monseñor Oscar Arnulfo Romero, asesinado 35 años atrás.
«La figura de Romero continúa viva y dando consuelo a los marginados de la tierra», dijo el Prefecto de la Congregación de la Causa de los Santos del Vaticano, cardenal Angelo Amato, durante la homilía.
Amor por los pobres
La beatificación del arzobispo asesinado el 24 de marzo de 1980 cuando oficiaba misa fue objeto de polémica al interior de la iglesia local y en el Vaticano, así como en una polarizada sociedad salvadoreña que aún no supera los problemas que originaron la guerra civil (1980-1992) y de la cual el magnicidio de Romero fue uno de los detonantes.
La guerra, que llegó a su fin con la firma de un acuerdo de paz entre el gobierno y la guerrilla en 1993, dejó más de 75.000 muertos y 12.000 desaparecidos.
«Su opción por los pobres no era ideológica, sino evangélica. Su caridad se extendía a los perseguidores», afirmó Amato.
El Prefecto exhortó a los salvadoreños a que la beatificación «sea una fiesta de paz, fraternidad y perdón… Beato Romero, ruega por nosotros», dijo.
El acto de beatificación culminó con la lectura de textos de varias homilías de Romero, entre ellas la que pronunció la víspera de su muerte y a la cual muchos consideran el motivo por lo que el poder militar y económico ordenaran su ejecución: «En nombre de Dios, pues, y en nombre de éste sufrido pueblo cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios: ¡cese la represión!».
El Vaticano divulgó una carta enviada por el papa Francisco al arzobispo de San salvador, José Luis Escobar Alas, que fue leída en el acto.
«En ese hermoso país centroamericano, bañado por el Océano Pacífico, el Señor concedió a su Iglesia un Obispo celoso que, amando a Dios y sirviendo a los hermanos, se convirtió en imagen de Cristo Buen Pastor. En tiempos de difícil convivencia, Monseñor Romero supo guiar, defender y proteger a su rebaño, permaneciendo fiel al Evangelio y en comunión con toda la Iglesia», dijo el papa.
El Pontífice enfatizó en que el ministerio de Romero «se distinguió por una particular atención a los más pobres y marginados. Y en el momento de su muerte, mientras celebraba el Santo Sacrificio del amor y de la reconciliación, recibió la gracia de identificarse plenamente con Aquel que dio la vida por sus ovejas».
(AP)
El mensaje
de Obama
El presidente estadounidense Barack Obama dijo en una carta divulgada por la Casa Blanca que «monseñor Romero fue una inspiración para la gente en El Salvador y en las Américas. Era un pastor sabio y un hombre valiente que perseveró frente a la oposición de los extremos de ambos lados. Sin temor se enfrentó a los males que veía, guiado por las necesidades de su amado pueblo, los pobres y los oprimidos de El Salvador».
Obama visitó la cripta donde yacen los restos de Romero, en la catedral de San Salvador, en marzo de 2011.
De interés
*** Los organizadores esperaban la participación de más de 260.000 personas entre invitados especiales e integrantes de las comunidades eclesiales de diferentes puntos del país y del extranjero
*** Entre los invitados especiales se encontraban el presidente ecuatoriano Rafael Correa y representantes de gobiernos centroamericanos.
*** El comisionado de la Policía Nacional Howard Cotto informó que la ceremonia se realizó sin incidentes y bajo la vigilancia de 3.700 agentes y soldados