ALICE, Texas, EE. UU. Muchos habitantes de esta ciudad cercana al Golfo de México se manejan a sus anchas entre el español y el inglés con un ligero acento texano. Casi nunca faltan a misa. Acuden a la peluquería o a la taquería —en lugar del Twitter— para enterarse de las últimas noticias locales.
Es el tipo de población de mayoría hispana que se inclina hacia el Partido Demócrata y que históricamente los republicanos han dejado escapar en las elecciones sin presentar mucha batalla.
Pero en momentos en que los latinos están impulsando la explosión demográfica del estado, el Partido Republicano se enfrenta a una mayor necesidad de ganar terreno en Alice —y en lugares similares— si es que desea seguir dominando la política de Texas.
Es por eso que importantes donantes republicanos están inyectando casi medio millón de dólares a una contienda legislativa que podría servir como microcosmos de la visión más amplia del partido para granjearse a los hispanos.
Una estrecha contienda por el distrito 43 de la Cámara de Representantes de Texas enfrenta a una abogada de Alice y ex representante demócrata estatal, Yvonne González Toureillies, contra J.M. Lozano, que fue elegido a la cámara baja como demócrata en 2010 pero se cambió de partido en marzo después que una nueva demarcación del mapa electoral hizo a su distrito más conservador.
Una victoria de Lozano sería clave en vista de que por mucho tiempo los hispanos han evadido la agenda de los conservadores. Aun así, los republicanos afirman tener esperanza de ganar terreno en un segmento de la población que promete tener mayor influencia política en los próximos años… si tan sólo pudieran convencer a los hispanos a que abandonen al Partido Demócrata.
«Algunas personas me han dicho que es casi como cambiar de religión», destacó George Antuna, cofundador del grupo Republicanos Hispanos de Texas, que donó 2.500 dólares a la campaña de Lozano.
«Pero cuando personas como J.M. se cambian, la gente lo ve y dice ‘supongo que no es tan malo»’, agregó.
Altuna afirma que el partido ya ha alcanzado algunos avances en este sentido, y pone como ejemplo a Ted Cruz, hijo de un inmigrante cubano, que ganó la candidatura republicana para reemplazar a Kay Bailey Hutchison —quien se retira— en forma sorprendente a mediados de año y se perfila para convertirse en el primer hispano de Texas en el Senado federal.
Pero los demócratas argumentan que los republicanos siguen promoviendo programas que van en contra de los puntos de vista de la mayoría de los latinos. El partido, dicen, respalda iniciativas para que sólo se hable inglés, se opone a extender el estatus legal a los que fueron traídos por sus padres a Estados Unidos en forma irregular cuando eran niños, y se opone a financiar las clases de guardería infantil previa al jardín de niños en las escuelas públicas.
Por ahora, Texas sigue siendo ampliamente republicano. Un demócrata no ha ganado un puesto a nivel estatal desde 1994 y el Partido Republicano controla tanto la Cámara de Representantes como el Senado desde el 2003.
AP