El temor a ser secuestrado o no encontrar papel higiénico no es el mejor aliciente para pasar unas vacaciones en Venezuela, reseñó la agencia Reuters.
Sin embargo, los viajeros más tenaces, sin inmutarse por las historias -reales o exageradas- de la delincuencia y la escasez, están encontrando en la nación sudamericana un destino increíblemente barato.
Aquello es posible gracias a la estrepitosa devaluación del bolívar frente al dólar en el mercado no regulado, que está permitiendo, por ejemplo, alquilar una lancha a una isla del Caribe por 15 dólares diarios.
Un hostal decente en una popular playa puede salir a 5 dólares la noche, mientras que dos personas pueden disfrutar de una romántica velada -con vino incluido- por 10 dólares.
«¡Es una locura! Esta cerveza me está costando apenas unos peniques», dijo Matthew Napier, un turista británico de 35 años sosteniendo una cerveza en una paradisíaca playa de arena blanca y aguas turquesas del archipiélago Los Roques, a unos 170 kilómetros al norte de Caracas, en pleno mar Caribe.
Incluso al elevado precio de 90 bolívares debido a la exclusiva ubicación de la isla, una cerveza aquí cuesta sólo 0,22 dólares al tipo de cambio en el mercado paralelo, donde la mayoría de extranjeros cambian.
El gran problema que encuentra la mayoría es el poder llevar consigo la exorbitante cantidad de bolívares que reciben. El billete de mayor denominación en el país es de 100 bolívares y equivale a 25 centavos de dólar en el mercado negro.
«Simplemente no puedes llevar suficiente efectivo contigo», dijo Napier, agregando que se sintió como un «traficante de drogas» luego de transferir dinero a Panamá para poder recibir bolívares de un contacto en Venezuela a cambio de ese adelanto.
Precios «ridículos»
A pesar de los beneficios que genera el control cambiario, aún hay pocos turistas acudiendo en masa a Venezuela.
En 2014 no llegó a recibir 1 millón de turistas, menos que el pequeño Ecuador y cuatro veces menos que su vecino Colombia, que se promociona con éxito a pesar de décadas de narcotráfico y la presencia de la guerrilla de las FARC.
En Venezuela, es el alarmante nivel de delincuencia que aleja a los visitantes, además de la grave escasez de productos básicos, desde leche a pañales y agua embotellada.
«Te meten demasiado miedo. Todo el tiempo te bombardean con la idea que no puedes salir a la calle», dijo Juan Suso, un argentino de 31 años que ignoró las advertencias para disfrutar de unos días en Caracas, antes de ir a Los Roques.
«Deberían venir. Es baratísimo. Es ridículo. Para nosotros, aún con nuestra moneda devaluada en Argentina, nos resulta barato», agregó.
Los precios de oferta para los extranjeros que visitan Venezuela son un fenómeno reciente luego que el dólar en el mercado negro se disparó casi seis veces desde 70 bolívares a más de 400 en el último año.
El gobierno socialista no ha sido capaz de satisfacer la demanda para los tipos de cambio oficiales más baratos; de 6,3; 12 y 199 bolívares por dólar, por lo que el mercado negro satisface a los dispuestos a pagar una prima considerable.
En contraste con los turistas, el poder adquisitivo de los venezolanos ha caído a medida que los aumentos salariales no han podido equipararse con la inflación del 68 por ciento en 2014 y que llegaría a tres dígitos este año.
«No hay ningún otro país en el mundo en esta situación. Es muy triste», se lamentó la novia venezolana de Napier, Aiskel Rendón, de 31 años, y quien también vive en Inglaterra.
Bonanza de mochileros
No en vano, Venezuela es la comidilla en el circuito de los mochileros. Recomendado por jóvenes viajeros como uno de los lugares más baratos del mundo, publican fotos de ellos mismos con enormes fajos de dinero en efectivo para demostrarlo.
Will Hatton, de 26 años, quien tiene un blog llamado «El mochilero quebrado», surcó Venezuela durante un mes a principios de 2014 y gastó, en total, unos 300 dólares para visitar algunos de sus lugares más exóticos como el monte Roraima.
«Pagas 1 dólar y obtienes una muy buena comida. Si pagas 20 dólares, haces parapente en la mañana y en kayak por la tarde», dijo Hatton, quien relató sus experiencias en Venezuela en la página web www.thebrokebackpacker.com.
De vuelta en Los Roques, un grupo de jubilados argentinos se preparaban para bucear luego de un paseo en lancha. Incluyendo el desayuno y algunas bebidas a media mañana, el costo total de la excursión fue mínimo.
«¡Por 20 dólares estamos en el paraíso!», gritó uno, antes de sumergirse en el agua.
Reuters | Andrew Hawthorne