Este grupo de personas ha experimentando con un nuevo software para Glass que dice mejora su calidad de vida.
La gente que sufre de Parkinson tiene dificultades con sus habilidades motoras. Joy Esterberg, quien fue diagnosticada con Parkinson en 2003, compara la sensación con tratar de moverse en lodo. Ella fue de las primeras en adoptar el programa de Glass, que ha estado en desarrollo el último año.
“Es muy sci-fi”, dijo Esterberg sobre Glass. “Lo que me gusta de él es que puedo usarlo en la casa. Tienes la pequeña pantalla, ves a David bailando y puedes seguir los pasos”.
Ella está hablando de David Leventhal, el director de Mark Morris Dance Group para el programa, que ha estado ofreciendo clases de baile gratuitas a las personas con Parkinson desde 2001.
Cuando el usuario activa Glass, puede elegir entre una variedad de ejercicios diferentes como, “calentamiento” o “balance”. Una vez que lo selecciona, ven a Leventhal o alguno de sus profesores proyectado en frente de ellos.
Esta tecnología es especialmente importante porque cuando la gente con Parkinson camina por la calle, a veces se congela. Para volver a empezar, usualmente necesitan ver los movimientos de alguien más o sus pasos. Esto puede ser problemático, especialmente si no hay nadie alrededor.
El programa se basa en ejercicios realizados en las clases semanales de Leventhal.
Los movimientos se basan en el ballet y el baile moderno, e incluyen muchos ejercicios de extensión que son particularmente útiles para la gente con Parkinson. Muchos estudiantes son muy móviles, mientras otros están confinados a sillas de ruedas y ejercicios con asistencia.
Para echar a andar el proyecto Glass, Leventhal se postuló para el préstamo Google Grant por 385,409 pesos. Les otorgaron el préstamo y se asoció con SS+K, una agencia neoyorquina basada en publicidad con un fuerte enfoque en responsabilidad social. Desarrollaron el software gratuitamente en su laboratorio de innovación. Aunque aún está en etapa piloto, tienen la esperanza de que este software hará más independiente y confiada a las personas con Parkinson cuando salgan a la calle.
“En Nueva York, nadie te va a voltear a ver si tienes algo en la cara. Tendrías que tener plumas naranja saliendo de él para que la gente lo notara», dice Esterberg.
Más y más de los estudiantes en su clase de danza usarán Glass como parte del programa. Hay cerca de 50 personas que van cada semana a Brooklyn, y es conocido como un lugar de camaradería y aceptación.
“Todos vienen a la clase de baile por una razón”, dijo Leventhal. “Algunas personas vienen para escapar del Parkinson. Otras personas vienen porque quieren trabajar en habilidades específicas relacionadas con balance, coordinación o musicalidad”.
No hay información sobre qué tan exitosa ha sido la clase, pero Leventhal dijo que lo ve en las historias de sus alumnos. Un alumno, dijo, había sido capaz de bailar en la boda de un familiar gracias a la clase. Esterberg dijo que ella baila mejor ahora que antes de tener Parkinson porque practica todos los días.
Por ahora, el programa de Glass aún se encuentra en sus primeras etapas, y el estudio de baile tiene 25 pares para que los alumnos los tomen prestados. Sin embargo, el futuro es incierto porque Google dejó de vender Glass a principios de este año, diciendo que se va a enfocar a futuras encarnaciones.
Como sea que se vea Glass 2.0, Leventhal dijo que sus alumnos tendrán mucha retroalimentación y, sin importar lo que suceda, seguirán bailando. Esterberg sin duda lo hará, y dijo que espera que mucha gente verá que un diagnóstico no significa darse por vencido.
“Puedes hacer cosas nuevas”, dijo. “No tienes que aceptarlo solamente [que Parkinson es] el fin de todo. Porque realmente no lo es”.