Cuando se inicia una aventura, algo que atrae es la falsa sensación de libertad, de que no existen ataduras. Este estado no dura mucho, ya sea porque la amante se cansa de serlo o, al descubrir la infidelidad, la esposa sea la que con la relación acabe
Las relaciones humanas son complejas, mucho más las de pareja. Hay sentimientos que se disfrazan de amor verdadero, pero, con el tiempo, se desvanecen sin dejar huella. De ahí que surja la interrogante, ¿se puede amar a dos personas a la vez? Y formar un triángulo amoroso, mientras la falsa sensación de libertad, o de tener un romance sin ataduras, se esconde detrás de una relación de este tipo.
Asimismo, puede tratarse de machismo, cuando se pretende ver la infidelidad como algo normal, mientras la atracción se confunde con amor, o simplemente es una realidad que a cualquiera le puede ocurrir, y cuyo inicio se dé mediante un triángulo que termine con la elección de un tercero que se convierta en pareja oficial, aunque en un futuro la situación se revierta.
1. La esperanza no es lo único que se pierde
Por más que parezca un tema de novelón televisivo, o de novela de folletín, que para nada llega a bestseller, ni se le aproxima, los triángulos amorosos existen. Por lo general, están constituidos por dos mujeres y hombre: una de ellas, la esposa; y la otra, la amante, la que se busca por diversión, pero que reza por convertirse algún día en la pareja oficial, aun cuando la espera se vuelva indefinida.
Lo anterior es la definición tradicional, pero la situación está cambiando. Por muchas razones, las mujeres caen en la infidelidad. Aunque lo común es que por los hijos y la familia, ellas tiendan a las relaciones estables, además de que en ello inciden factores culturales, educativos y sociales que favorezcan un comportamiento femenino infiel.
Hay mujeres que deciden formar parte de un triángulo amoroso. Piensan que el hombre con quien están, pueda dejar a su esposa para vivir con ellas. Mientras que otras simplemente caen en él, por lo que salir de una situación semejante no es tan fácil como parece, una vez que ya se han creado lazos afectivos.
Por otro lado, conscientemente, quien decide formar parte de un triángulo de amoroso porque espera que el otro abandone su pareja, puede caer en una larga espera en que la desilusión es lo único seguro. Y si lo anhelado ocurre, la situación se puede invertir el día de mañana, cuando aparece otra en escena, por lo que aquello se revierte; entonces quien incita a la traición, termina siendo víctima de ella.
A pesar de que algunos piensan que los triángulos les ocurren a otros, así que formar parte de él es un asunto negado, pueden terminar en una relación de sexo ocasional, la cual se repite creando una intimidad emocional que genera sentimientos que, como se intensifican, comienzan a llenar vacíos emocionales, para dar paso al triángulo amoroso.
2. Dejar a la amante o
romper con la esposa
Cuando se inicia una aventura, algo que atrae es la falsa sensación de libertad, de que no existen ataduras. Este estado no dura mucho, ya sea porque la amante se cansa de serlo o, al descubrir la infidelidad, la esposa sea la que con la relación acabe.
Quien forma parte de un triángulo, más temprano que tarde, transitará por una etapa de confusión, en la que se debatirá entre dos opciones, dejar a la amante o romper con la esposa. He ahí el dilema, la dualidad de la que es imposible huir, y menos aún evadir o negar.
En el primer caso, quien inicia el triángulo, temerá que su vida vuelva a perder sentido, la sensación de que se está yendo en contra de las reglas, de aparente libertad ya no se tendrá. En el segundo, las dudas asaltarán, pues esa nueva relación puede no ser duradera, entonces, el riesgo es grande. Luego, ¿valdrá la pena correrlo?
Por lo anterior, la decisión no llega y el triángulo amoroso se posterga. Por ello es que algunos pasan años en esta situación, sin tomar una decisión definitiva, hasta que la amante, o quizá la esposa, se canse.
Lo que hace más apetecible vivir en un triángulo, es salir de la rutina, una vez que la vida conyugal se ha vuelto aburrida, y echar una cana al aire, resulta una manera de encontrar la diversión perdida, aunque, como dice el conocido refrán, sea peor el remedio que la enfermedad.
3. Necesario es salir
de la relación de tres
Algo que debe quedar bien claro es que un triángulo amoroso lo que trae es desdichas, además que quien decide formar parte de él tiene una baja autoestima, la condición que favorece mantener estos vínculos compartidos.
Por ello, lo mejor es acabar lo antes posible con un triángulo amoroso, para evitar que sentimientos como celos, rabia, frustración, culpa, humillación y traición, salgan a relucir, para hacer de la vida un infierno, y así nadie merece vivir.
De igual manera, para salir del triángulo, es necesario saber que quien lo crea, más que un sustituto para su pareja actual, busca un complemento. Por ende, en un estado semejante, muchos prefieren mantener el triángulo, utilizando, por ejemplo, a los hijos como excusa.
Un triángulo es un asunto complejo, y quien lo propina puede estar movido por un sentimiento de venganza, para agredir a la pareja, lo menos común, o demostrar su poder de esta manera, por lo que en esa relación algo no funciona, razón por la cual se da el triángulo.
Por último, lo que conlleva el triángulo es una situación de conflicto en la pareja, problemas no resueltos, ansiedad generada por eso, cuya respuesta atropellada, es caer en una relación de tres que ocasionará más problemas e insatisfacción que otra cosa.
Cuando dos
están bien, un
tercero sobra
*** Aunque muchas son las razones que llevan a una infidelidad, como búsqueda de comprensión, salir de la rutina y/o drenar niveles altos de angustia, cuando dos están bien, no hay cabida para un tercero, a menos que sea una personalidad disfuncional, infiel por naturaleza.
*** Asimismo, a pesar de que disfrace de libertad y diversión, un triángulo, trae infelicidad, frustración y culpa. Por ello, antes de caer en él, vale la pena preguntarse si un momento de placer o lujuria merece un estado de confusión, mientras la cordura se pierde cuando las emociones se enturbian
La voz de la mujer
Isabel Rivero De Armas