Caracas, 17 Jun. AVN.- La Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó en 1994 el 17 de junio como Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, a fin de exhortar a todos sus Estados miembros a dedicar esfuerzos especiales para sensibilizar a la opinión pública mundial en torno a la necesidad de cooperar para luchar contra la degradación de los suelos por todo el planeta, como consecuencia de las actividades humanas irresponsables.
Al respecto, para este año el tema es: «Lograr la seguridad alimentaria para todos a través de sistemas alimentarios sostenibles», por lo cual el exhorto para garantizar la productividad de los pueblos se hace evidente e invita al desarrollo de políticas globales que impidan el avance de la desertificación y de la sequía que se ha acelerado por el impacto negativo de la deforestación indiscriminada con fines industriales.
Del mismo modo, está referido al cuidado esmerado de los suelos para volverlos más productivos y aptos para el avance de la agricultura y ganadería.
La Desertificación es la degradación de las tierras de zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas resultante de diversos factores, tales como las variaciones climáticas y las actividades humanas. No es un problema aislado, sino que está plenamente relacionado con los cambios climáticos, la conservación de la biodiversidad y la necesidad del manejo sustentable de los recursos naturales.
Los vínculos entre estos aspectos y los factores socioeconómicos son cruciales, pues la problemática de la desertificación es un síntoma de ruptura del equilibrio entre el sistema de recursos naturales y el sistema socio-económico que los explota.
Se estima que la desertificación afecta a más de 110 países y cada año se pierden 6 millones de hectáreas de tierra productiva en todo el mundo.
Teniendo en consideración que sólo el 2,5 % del agua del planeta es agua dulce, y que de toda ella solo puede utilizarse menos del 1 % para los ecosistemas y los seres humanos, la desertificación es una amenaza seria pues, cuando la demanda de agua supera la oferta disponible, el resultado concreto es la escasez del agua, lo que afecta particularmente a las zonas de tierras secas.
Venezuela es un país que no está en vías de desertificación, pero sí presenta problemas de degradación de suelos. Por ello, el Gobierno Nacional implementa acciones como la reforestación, a través de la Misión Árbol, que ayudan a mejorar la calidad de los suelos y una vez que crecen los árboles contribuyen a que los ciclos de agua se produzcan normalmente, evitando así la sequía.
En el marco del aniversario de la Misión Árbol, a finales de mayo pasado fueron sembrados 3.500 árboles en Caracas y fueron esparcidas 187.000 semillas en los parques nacionales Waraira Repano, en Caracas; San Esteban, en Carabobo; y Henri Pittier, en Aragua, como parte del inicio del Plan Nacional de Reforestación Sembrando la Patria.
Precisamente, con la meta de reforzar los planes nacionales de arborización, el presidente de la República, Nicolás Maduro, aprobó 147.862.000 bolívares para la adecuación y recuperación de los viveros forestales del Sistema Nacional de Parques, lo que permitirá la disponibilidad de semillas.