Andre Iguodala pasó de ser un buen sexto hombre a MVP de Las Finales. LeBron James fue el indiscutible número uno
Temporada redonda. O dorada, como el nombre de los Warriors. Porque ganaron 83 juegos (como los Bulls de Jordan de las temporadas 95-96 y 96-97) y lo hicieron demostrando solidez como colectivo, ratificando en los play-off el dinamismo que les llevó a dominar el espectáculo con marca contundente en la ronda regular, 67 victorias y en el tope de la mayoría de las estadísticas colectivas.
Tuvieron en Stephen Curry el tercer base que, luego de ganar el MVP de la campaña, se alza con el título, como lo habían logrado solamente los míticos Bob Cousy y Magic Johnson en 1957 y 87, en el primer gallardete de la divisa desde 1975.
Destaca la figura emergente de Andre Iguodala, Más Valioso de la final, porque es el emblema del colectivo. Salió regularmente del banco y sumó tantos minutos como varios titulares, para ser determinante a la hora decisiva y a partir del cuarto encuentro, cuando luego de un segundo descalabro consecutivo -que puso al cuadro abajo, 1-2-, el DT Steve Kerr decidió sacrificar estatura y le colocó de titular. Fue una de las piezas básicas, con especial aporte en la defensa, compartiendo con Stephen Curry (25 puntos) la máxima anotación en el último encuentro. Fue el ingrediente fundamental cuando el binomio Mozgov-Thompson borraba de al cancha al gigante Bogut. Y no es común eso de que un sexto hombre sea el MVP, menos cuando en la final convergen dos superestrellas.
El valor de la reserva tuvo otros nombres importantes a lo largo de la campaña. Como los de Shawn Livingston -solvencia en el manejo, anotador oportuno- y el brasileño Leandro Barbosa con su velocidad, defensa y anotación. O el joven gigante Ezeli, único centro -el martes- de oportuna incursión. Como lo fueron a lo largo de la campaña Speights y Lee. Esa profundidad del plantel contribuyó a que, en casos como el de la final, a pesar del bajo rendimiento de titulares como Klay Thompson o Andrew Bogut -y, en ciertos momentos, Harrison Barnes-, Golden State fuera la maquinaria demoledora, que desgastaba a los rivales para terminar dominando en toda la línea. Eso sí, con la participación importante, en las 83 victorias, de Daymond Green, segundo en la votación para el jugador de mayor desarrollo, quien puso la guinda a su gran temporada con triple-doble de 16-11-10.
Párrafo aparte para Curry, porque aunque por irregular no alcanzó el trofeo máximo individual en los choques finales, salió adelante en cada instancia frente a Anthony Davis (Pelicans), Marc Gasol (Grizzlies), James Harden (Rockets) y, finalmente, LeBron James (Cavaliers), all stars que los Warriors enfrentaron en la postemporada.
Y para Steve Kerr, acostumbrado ya a levantar el trofeo “Larry O’Brien” -lo hizo 5 veces como jugador de Bulls y Spurs, dos cuadros que han marcado épocas-, cuyo debut como entrenador no pudo ser más exitoso, el quinto que gana en su primera temporada. Mejoró lo que había dejado Mark Jackson, presentó un equipo intenso, de férrea defensa y demoledora ofensiva, y en la final no vaciló en alterar su quinteto habitual para darle una vuelta a la competencia.
El Rey sin corona
Imposible hablar de la final 2015 sin reconocer una tarea que confirma a LeBron James como el mejor jugador de estos tiempos. Y con brillo a la altura de los grandes de la historia, como lo ejemplifican sus 6 triple-doble, en este caso cargando al hombro, literalmente, a unos Cavs que sintieron la ausencia de dos titulares, Kevin Love y Kyrie Irving. Estuvo clara su influencia, por la forma como se refleja en el marcador sus escasas ausencias: en cancha tantos minutos como ninguno, su cierre fue igualmente impresionante, 32 puntos, 18 rebotes y 9 asistencias.
Armando Naranjo
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