Los rebeldes han intensificado los bombardeos esta semana, causando al menos 63 muertos civiles en cuatro días, afirmó Rami Abdel Rahman, director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos
La frontera entre Turquía y Siria fue cerrada este jueves a los refugiados que quieren regresar a la ciudad siria de Tall Abyad, ocupada por las fuerzas kurdas que expulsaron a los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI), constató la AFP.
Un oficial turco explicó a la AFP que el puesto fronterizo de Akcakale (sur) había cerrado porque las Unidades de Protección del Pueblo (YPG) kurdas, que controlan el lado sirio de la frontera, había decidido suspender todo tránsito hasta el lunes. Pero un portavoz de las fuerzas kurdas desmintió esta explicación, afirmando que el bloqueo era una decisión de las autoridades turcas.
El miércoles, un millar de personas que se habían refugiado en Turquía para escapar a la batalla en la ciudad siria Tall Abyad consiguieron cruzar la frontera para regresara casa.
Este jueves, unas 200 personas permanecían bloqueadas en la frontera. «Vinimos con la esperanza de volver a Tall Abyad. Esperamos aquí desde las 7H00 de esta mañana pero no nos dejan pasar», lamentó una de ellas, Emin. «Si tienen un poco de piedad, que nos dejen pasar», añadió esta mujer, de 60 años, «¡es Ramadán, por amor de Dios!»
El portavoz del comando general de las YPG, Redur Khalil, hizo responsable a Turquía de la situación. «De nuestro lado, el puesto fronterizo está abierto. Desde que Daesh (acrónimo en árabe del grupo Estado Islámico) se retiró de la ciudad, son los turcos quienes han cerrado la frontera», aseguró a la AFP. Este responsable también explicó que los habitantes de Tall Abyad seguían llegando por «caminos no oficiales».
A las autoridades turcas les preocupa la victoria de los kurdos en Tall Abyad, y han llegado a acusarlos de hacer una campaña de «limpieza étnica» contra los habitantes árabes de la zona bajo su control, punto desmentido inmediatamente por los responsables kurdos sirios.
Ankara reprocha a las YPG su relación con el PKK, partido kurdo de Turquía considerado como una «organización terrorista» por las autoridades turcas.
Por otro lado, al menos ocho civiles murieron este jueves al ser alcanzados por un disparo de rebeldes contra un barrio controlado por el régimen sirio en Alepo, donde los bombardeos de los insurgentes se han intensificado en los últimos días, según una ONG siria con sede en Gran Bretaña.
«Un cohete cayó sobre un edificio de tres plantas, matando a ocho civiles en Sharé Teshrin, en la parte oeste de la ciudad», afirmó a la AFP Rami Abdel Rahman, director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Alepo, segunda ciudad del país, está dividido desde 2012 en dos zonas, una controlada por los rebeldes y otra por el régimen. Este último lanza barriles con explosivos contra los barrios en el este, controlados por los insurgentes, y éstos responden con cohetes y obuses contra la zona oeste.
En 2011, el régimen reprimió duramente una revuelta pacífica que pedía la dimisión del presidente sirio, Bashar Al Asad, propiciando un conflicto que desembocó en una guerra que ha causado más de 230.000 muertos.
AFP