La Vinotinto ha demostrado capacidad y su solidez avala opción en la búsqueda de un posible triunfo ante Brasil
Así es el fútbol. O “así son las cosas”, como diría el desaparecido periodista Oscar Yanes. Solo un resultado favorable ante Brasil, que permita a Venezuela el acceso a los cuartos de final de la Copa América, haría pasar al olvido la expulsión de Fernando Amorebieta que, sin dudas, cambió las condiciones del partido ante Perú.
Nadie puede afirmar que con el defensa la Vinotinto habría ganado, dejando lista su clasificación. Faltaba poco más de una hora de partido y las fuerzas eran parejas. Eso sí, los criollos habían dado ya muestras de que podían imponer de nuevo su juego, presionando la salida y tocando para avanzar hacia el área inca. Lamentablemente, el DT debió sacrificar a Ronald Vargas –uno de los que mejor se veía, en camino a otro acertado desempeño- pues era preciso mantener la solidez defensiva. Y con el mirandino se fue buena parte de la conexión del equipo y con ello las posibilidades ofensivas.
Puede discutirse la justicia de la expulsión. Como todo. Pero lo cierto es que hubo la falta y el pisotón, en un lance muy lejos del arco que hacía injustificable cualquier actitud “de emergencia”. Allí faltó concentración al zaguero –que ya había recibido una tarjeta amarilla ante Colombia-, cuya acción, de paso, dejó otra oportunidad para ver las inconsistencias del arbitraje suramericano. Y las dudas de cómo se cargan a la Vinotinto.
“Clavo pasado”, sin embargo. Lo cierto es que los venezolanos dieron otra demostración de pundonor, de entrega y, sobre todo, de adaptación a la táctica. Hicieron enorme gasto físico y mental para mantener presión, para hacerse de la pelota y defender su área, con la mala suerte de que el único disparo peruano fue para fusilar a Baroja. Ahora, como dice San Vicente, no es cuestión de lamentarse, sino pasar la página y pensar en cómo enfrentar el domingo a Brasil.
No se crea, por cierto, que la expulsión de Neymar merma la opción amazónica. El del Barsa pone el espectáculo, es cierto, y al margen de su censurable comportamiento -en lo personal- es preciso convenir en que marca diferencias porque desequilibra, crea fisuras en la defensa. Solo que sus excesos individualistas impiden al equipo aprovecharlas mejor. Por eso no es descabellado pensar que sin él Brasil será más colectivo, pudiendo aflorar virtudes de otros de sus jugadores.
Por eso, se estima que la misión de la Vinotinto debe concentrarse en su mismo juego de conjunto, de presión y de búsqueda de la tenencia de la pelota, o sea mantener su esquema –con los ajustes naturales-, que siempre tiene espacio para mejorar. Convencidos de lo que son capaces, los venezolanos sigue con sus posibilidades en un grupo donde el empate de los cuatro a 3 puntos presenta una idea clara de equilibrio. Incluso, en ningún caso se ha registrado diferencia mayor a un gol.
La Copa América muestra que las distancias se han acortado. Y con la seguridad de que “se puede”, pues hay argumentos futbolísticos, La Vinotinto saldrá a buscar un resultado positivo ante Brasil. Ojalá Cichero se mantenga en buen tono, pues no es poco el daño que el rival puede hacer con las corridas de Dani Alves por la banda. Será, sin dudas, un duelo interesante el que protagonizarán mañana en el Monumental de Santiago.
Brasil trabaja!!!
El seleccionador brasileño, Dunga, dio este viernes pistas de su once titular ante Venezuela en la Copa América ante la baja por sanción de Neymar y en un entrenamiento probó a Philippe Coutinho y alternó a Douglas Costa y Robinho.
En el entrenamiento, realizado en las canchas del club Universidad de Chile en La Cisterna, a las afueras de Santiago, Dunga también aprovechó para experimentar cambios tácticos.
Douglas Costa y Robinho se alternaron en la posición que ocupó el centrocampista Fred ante Colombia y Perú, mientras que Coutinho sustituyó a Neymar.
Armando Naranjo
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