Lo real, es que el gobierno opositor en Miranda ha sido un verdadero fiasco tan es así, que su cabeza avizor, el gobernador Capriles, está de capa caída y ya no es el referente político opositor, es uno más, un dirigente igualado a los demás, precisamente, por su mediocridad, por no saber cultivar la oportunidad que tuvo ante sí
La mentada Mesa de la Unidad Democrática (MUD), no es unida y menos democrática, condición de la cual sobran botones para evidenciarla, siendo los más recientes: como alarde democrático, la manera dedística (empleo del dedo preferencial) como decidieron la escogencia de sus candidatos a diputados de la Asamblea Nacional, candidatos que hasta ahora nadie conoce; ni siquiera los propios militantes de la base opositora tienen conocimiento de tan secreta y “democrática” selección, a pesar de que Chúo Torrealba había prometido que el mismo día- 17 de mayo- de sus pírricas primarias, por la noche, anunciarían, a los cuatro vientos, los nombres de todos sus flamantes aspirantes a parlamentarios nacionales; como diría el bardo cumanés “fueron vapores de la fantasía”.
Y como muestra de MUD “unida” o, mejor, desunida, resalta el fallido llamado a la marcha del 6 de junio que hicieran los seguidores de la derecha fascista ultraradical (Voluntad Popular, Vente y ABP) a nombre de la oposición y que terminó siendo una escuálida reunión mitinesca en la avenida Francisco de Miranda, en la que el “líder” Richard Blanco, por cierto, dio una fervorosa demostración, a pecho abierto, de su pasión futbolística por el equipo emblemático de la desacreditada monarquía española, el Real Madrid; pues bien, el resto de la MUD ni por asomo, ni de vaina, se acercó a ese foro.
Maltrecha chuleta
Está claro que este frente opositor, amorfo y heterogéneo, por su propia composición no ha podido hilvanar un programa alternativo al Proyecto Político concebido bajo el liderazgo de Chávez, que orienta y dirige al país desde hace 16 años, lo más que ha podido elucubrar como propuesta programática es una maltrecha chuleta neoliberal, que, inspirada en el mal llamado consenso de Washington, goza de tan poco estima entre los mismos opositores, que no se atreven a enarbolarlo con el entusiasmo con que lo hacía, en los tiempos neoliberales de CAP II, un Miguelito Rodríguez.
En la Venezuela actual, la de la era de Chávez, en la que lo social, es decir, el interés por el ser humano está por encima de cualquier otra consideración, no tiene cabida un recetario neoliberal en la que la atención al pueblo surgiría del “goteo” que provendría de la inversión de capitales, Washington dixit; por ello, la pena que sienten y el poco empeño en difundir la oferta programática que presentara Capriles cuando fue candidato presidencial; tanto, es así, que una copia de ese programa no se consigue en ninguna parte, ni pa` remedio.
Al no contar con un programa, es decir, con un Proyecto de país a largo plazo, menos con un plan estratégico de acción política, salvo el deseo confeso de salir del gobierno bolivariano a como dé lugar, que es el deseo recóndito de los yanquis; la MUD actúa de manera obtusa, inconexa, atolondrada, ni más ni menos, tal como lo hacen Leopoldo López y María Machado, Capriles y Borges, conspicuos representantes de la clase desplazada del poder, que en su desesperación no proceden en base a la razón que debe guiar a un liderazgo político sino en base a la baja pasión del revanchismo.
El fiasco mirandino
Caso patético de lo que llevamos planteado es lo que acontece en Miranda, estado emblemático en el que la oposición dispone de una sólida base social de capas medias y desde donde opera y vive su plantilla más connotada de dirigentes. Si analizamos la acción política mirandina opositora teniendo como referencia las preguntas que lleva por título el presente artículo nos encontraremos que, a pesar de tener el control de la gobernación, de contar con una disponibilidad presupuestaria enjundiosa, no han sido capaces de concebir y menos aún de impulsar un razonable plan de desarrollo regional, que sirviendo de modelo, le permitiera erigirse como alternativa a seguir por el resto del país.
Pero no, lo real, es que el gobierno opositor en Miranda ha sido un verdadero fiasco tan es así, que su cabeza avizor, el gobernador Capriles, está de capa caída y ya no es el referente político opositor, es uno más, un dirigente igualado a los demás, precisamente, por su mediocridad, por no saber cultivar la oportunidad que tuvo ante sí.
Aunque en su descarte hay que considerar que el error no es atribuible, en sentido estricto, a falla personal sino a la “clase política” opositora que no fue capaz de vislumbrar, de construir, un Proyecto Alternativo viable al Proyecto Político concebido por Chávez, hoy liderado por Nicolás Maduro; error histórico del que tardarán varios años en recuperarse.
Otra instancia
maniobra el tinglado
Qué hace la oposición, como estructura política, en Miranda, no hace mayor cosa, que es, como decir, no hace nada. Sostener este criterio, no es pretender decir, que no se siente la acción opositora en el estado, todo lo contrario, se siente y se palpa, sólo que no la ejerce directamente la llamada “clase política” de la MUD; esta ha devenido en un parapeto para la cuestión electoral sin mayor capacidad de convocatoria, sus dirigentes, en buena medida, se limitan a una machacona presencia mediática.
La real acción opositora la ejerce la miríada de organizaciones de la sociedad civil al servicio de la burguesía y del imperio, la multitud de agentes incrustados en la estructura eclesiástica, en el aparato escolar y universitario católico y privado, en la mediática privada, en las oficinas y consultorios profesionales; pero, en fin, sobre todo, en esa caterva de comerciantes, industriales y banqueros, desaprensivos y de todo pelaje, colonizados por los mitos estadounidenses que desatan una guerra económica, más que por afán de lucro por destruir un Proyecto Político Soberano que no terminan de asimilar. Por supuesto que esto no lo activa la MUD, como tampoco mueve al dispositivo paramilitar que ha sido sembrado en los barrios populares mirandinos; los hilos de este tinglado son maniobrados en otra instancia. Pero, con todo, la resistencia popular- militar bolivariana, una vez más, sabrá vencer.
Notas paralelas
Miguel Ugas