La tragedia de la madre, María Nelly Murillo de 19 años, empezó el fin de semana pasado cuando el avión tipo Cessna 303, en el que viajaba con su hijo, se accidentó mientras cubría la ruta Nuquí-Quibdó en el departamento de Chocó, en el Pacífico colombiano.
Las autoridades iniciaron la búsqueda a partir de la información de la última comunicación del piloto Carlos Mario Ceballos con la torre de control.
Dos días después hallaron su cuerpo sin vida de Ceballos, pero María Nelly Murillo y su bebé continuaban desaparecidos.
La selva habla
La selva chocoana es uno de los lugares más hostiles de la geografía colombiana. Los árboles de hasta 60 metros de alto hicieron que llegar al lugar por el aire fuera difícil, según narró el mayor de la Fuerza Aérea Cristian Mejía, que operó el helicóptero en la primera misión de rescate.
“Es una selva muy espesa”, explicó a CNN en Español.
Sin embargo, los rescatistas no cesaron su labor porque empezaron a encontrar rastros que podrían indicar que aún quedaban esperanzas de encontrar vivos a la joven de 19 años y su pequeño bebé.
Los oficiales hallaron pedazos de coco, piezas de un celular y el registro civil del niño.
Asisclo Rentería, integrante del grupo de rescate de la Cruz Roja Colombiana, fue quien encontró a la mujer en una búsqueda intensa en pleno corazón de la selva, a cinco días de iniciadas las labores.
En conversación con CNN en Español, Rentería reconstruyó la odisea de la mujer luego del accidente del avión.
Según el rescatista, María Nelly salió del avión y en un primer intento de pedir auxilio usó los dos celulares que el piloto llevaba, pero ninguno de los dos tenía señal.
Entonces identificó un río muy cerca del lugar de la tragedia y emprendió su camino por el sendero para encontrar algún pescador que pudiera ayudarla. Pero antes cortó y comió unos cocos que traía en el avión. Luego se dirigió a un pozo de agua que había a 10 metros del lugar y bebió un poco de agua.
Durante el fatídico vuelo, la mujer había visto el río desde el aire y pensó que si lo seguía podría encontrar ayuda, según le contó el rescatista a CNN en Español.
Pero no tuvo éxito. Con poca comida para ella y para su bebé, decidió acampar en la espesa selva chocoana, por lo que construyó un ‘cambuche’ artesanal para proteger al pequeño de las inclemencias climáticas.
El encuentro
Asisclo Rentería llegó el pasado miércoles al lugar donde habían hallado el cuerpo del piloto. Con ayuda de tres habitantes de la zona emprendió una minuciosa evaluación del terreno.
Cuando encontró los objetos que había dejado la mujer a su paso, siguió su rastro como un sabueso.
Una rama partida y la huella de un resbalón en suelo selvático fueron la pista final para ubicarla. Entonces, ocurrió el milagro: sólo siete metros de diferencia los separaban y cuando se encontraron la mujer dio un grito pidiendo ayuda.
– «Tranquila que es la Cruz Roja colombiana, estése ahí quieta que ya la vamos a ayudar», respondió Rentería al llamado de la mujer.
El rescatista llamó al resto de su equipo para que le brindaran los primeros auxilios médicos a María Nelly y le dio un poco de comida para mitigar los estragos de cinco días a punta de agua.
La mujer fue rescatada con quemaduras de segundo y tercer grado en su cuerpo y una cortada en la planta del pie, producto del accidente días atrás.
El bebé resultó milagrosamente ileso, únicamente con molestias en sus piernas producto del roce del pantalón y la humedad del clima, según el relato de Rentería.
Madre e hijo fueron trasladados a un centro de salud en la ciudad de Quibdó donde reciben atención médica.