En un ambiente cargado de devoción y tradición la ciudad de Guarenas rindió homenaje este lunes a San Pedro, declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura). Los parranderos con sus rostros pintados de negro, vestidos de levita, pumpá y cotizas rememoraron un años más de esta tradición y cumplieron sus promesas a los favores concedidos por el santo.
La misa solemne en honor a esta manifestación cultural y religiosa fue oficiada por el monseñor Gustavo García Naranjo, en la Catedral Nuestra Señora de Copacabana, con la presencia de importantes personalidades del acontecer culturar y político de Guarenas, entre ellos el alcalde del municipio Plaza Rodolfo Sanz, a quien el monseñor agradeció por las obras realizadas en la jurisdicción,una de ellas la recuperación de la Iglesia.
Por su parte, el primer mandatario local acompañó a los seguidores para bailar al son del cuatro y las maracas y rememorar la promesa hecha por la esclava María Ignacia al santo hace más de 200 años. “Los pueblos de Guarenas y Guatire se unen en esta hermosa costumbre que forma parte de nuestras raíces, estamos orgullosos de pertenecer a esta tierra llena de valores, de compromiso y de profundo arraigo. Desde el gobierno de Plaza felicitamos a todos los devotos de esta manifestación que se ha ganado un importante reconocimiento histórico. Hoy vemos mucha más gente acompañando la fiesta y cada año trabajaremos para que aumente los seguidores de esta tradición, para que niñas y niños la conozcan y lo multipliquen ”, expresó Sanz.
Las parranditas escolares organizadas por la dirección de Cultura del municipio Plaza, abarrotaron la Catedral luego de recorrer calles del municipio al ritmo de cánticos y alabanzas alusivas, como: “El San Pedro de mi tierra es un santo milagroso, juega chapa con los negros y descubre a los tramposos”.
La Fundación Cultural “San Pedro de Guarenas”, organizó además una agenda en la que la Parranda recorrió distintos puntos para visitar lugares, personas y familias icónicas de la ciudad que han pertenecido por muchos años a esta tradición, hasta regresar nuevamente a la Catedral.
Durante la celebración los San Pedreños coincidieron en la importancia de continuar con este legado, el cual constituye una herencia que por años han bailado con fervor para recordar el milagro de la salud de la hija de la esclava María Ignacia, así como milagros individuales que aseguran les ha concedido su santo venerado.
Historia
Según el archivo Parroquial de la Catedral “Nuestra Señora de Copacabana”, se comprobó la existencia de María Ignacia, esclava del hacendado don Gabriel Blanco Uribe, quien nació el 31 de julio del año 1.800 y bautizada en el mes de agosto del mismo año, por el sacerdote Juan Antonio Díaz Argote.
En la medida en que la promesa de María Ignacia se iba consolidando, los demás esclavos se unieron a ella he hicieron suya la manifestación. Mientras cantaban lo hacían con estrofas de protesta por el maltrato recibido de parte de los patrones diciendo: “con la cotiza dale al patrón, vuélvelo polvo sin compasión”.
Cuando fallece María Ignacia, su esposo continúa pagando la promesa a San Pedro, vistiéndose de mujer, de allí viene la costumbre de que los hombres se disfracen de la esclava y lleven en los brazos una muñeca que representa a su hija.