Siria es un país situado en el Medio Oriente, rodeado por Turquía, Irak, Israel, Jordania y Líbano. Desde mediados de 1900, exactamente en 1963, el gobierno sirio declaró Estado de emergencia, y desde entonces el país se ha desenvuelto en un marco de conflicto interno marcado por la violencia.
El actual gobierno, liderado por el Presidente Bashar Al-Assad, tiene una oposición rebelde que ha intentado, durante varios años, deponerlo del poder. La situación que allí se vive es tensa, al punto de poder catalogarse como una guerra civil. Como en todo enfrentamiento bélico, las explosiones son cuestiones cotidianas, afectando no al gobierno sino a la sociedad y sus necesidades. Ha habido miles de muertos y la calidad de vida ha disminuido significativamente, desmejorando áreas como los servicios básicos y hasta las mismas vías de comunicación, que están infestadas de huecos. Transitar por las calles de Siria es una verdadera proeza.
Teniendo en cuenta que la economía de dicho país se basa, al igual que la nuestra, en la extracción y comercialización del petróleo, es interesante observar cómo, aunque en Venezuela no estamos en una guerra civil, las vías de comunicación están en el mismo estado. Nuestras calles, autopistas, puentes y carreteras se parecen bastante a Siria.
Para nadie es secreto que el ingreso petrolero en Venezuela es bastante significativo, siendo nuestra principal fuente económica, colocándonos como el tercer país exportador a nivel mundial, de acuerdo con la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo). Es alarmante saber que actualmente estamos teniendo los ingresos más altos en materia petrolera de los últimos 50 años pero, sin embargo, en temas de vías de comunicación, ese dinero no ha llegado al país, especialmente a zonas como Guarenas y Guatire.
Es interesante e irónico saber que, siendo el asfalto un derivado del petróleo, Venezuela, con todas sus riquezas, tenga las calles en tan mal estado. Esto nos lleva a reflexionar sobre esta problemática, que es el día a día de todos los mirandinos y venezolanos.
Los vecinos de Nueva Casarapa y de la calle Páez conocen la situación mejor que nadie. Guarenas está hundida en huecos y eso es uno de los logros de los alcaldes socialistas que no han hecho nada por mejorar las condiciones.
Debería ser inconcebible para el gobierno actual no ofrecerle a la sociedad unas vías aptas para el libre transporte. Nuestras calles no deberían tener huecos que ocasionan deterioro en los automóviles, que generan tráfico pesado, que fomentan choques; en fin, Venezuela debería ser un país en donde todas nuestras calles estén en perfecto estado. No deberíamos parecernos a Siria.
Alejandro E. Mejia S
Twitter: @AlejandroMejia