La guerra económica afecta a todos los venezolanos. Las grandes corporaciones sabotean la economía con la pretensión de arrodillar a la Revolución Bolivariana y doblegar a quienes trabajan en la búsqueda incesante de la felicidad del pueblo. Muchas aristas se manejan para fomentar zozobra y miedo entre la población. Desde rumores malsanos hasta la motivación al bachaqueo recrudecen el desabastecimiento en Venezuela.
Es importante concienciar a los ciudadanos del país. Muchos piensan que revendiendo artículos de primera necesidad les permitirá enfrentar la inflación que genera la guerra económica. En el fondo contribuyen de manera drástica a empeorar los índices inflacionarios. El bachaqueo junto al acaparamiento de productos son delitos que pueden catalogarse como de delincuencia organizada.
El perfil del bachaquero se caracteriza por el ánimo de apoderarse de la mayor cantidad de alimentos o artículos para venderlos luego a un precio exorbitante bajo la premisa “si lo necesitas paga por él”. Así, cree enriquecerse mientras los ciudadanos comunes pasan trabajo para conseguir lo que necesita. El daño es inmenso a la economía y la aplicación de una doble moral justifica este acto traidor. No pueden esconderse con el cuento de las colas; ellos son quienes las generan.
El gobierno nacional se esfuerza por superar el saboteo económico. Sin embargo, poco se logrará si no nos unimos para enfrentar a quienes lo impulsan desde el exterior y combatimos a los enemigos que están dentro de la República. La Ley de Precios Justos debe aplicarse sin contemplaciones porque es el instrumento jurídico que permitirá vencer la especulación y castigar a ladrones, acaparadores y bachaqueros.
Desde el 2002 la oposición dedica todo su tiempo a sembrar angustia y odio; desesperar a los venezolanos. Poco le importa el bienestar de la nación pues su oculto deseo no es otro que acceder al poder para usufructuar el erario público. En ese entonces vencimos la guerra intestina que nos aplicaron, hoy triunfaremos para sepultar las intenciones malsanas de los apátridas y traidores.
José Gregorio González Márquez