Un doctor del área de Detroit, quien las autoridades dicen, les dio medicamentos para el tratamiento del cáncer a pacientes que no lo necesitaban —entre ellos algunos que ni siquiera tenían cáncer— fue sentenciado el viernes a 45 años en prisión.
El Dr. Farid Fata, de 50 años de edad, se declaró culpable en septiembre de administrar quimioterapia a pacientes que erróneamente habían sido diagnosticados con cáncer. A algunos les dijo que tenían un cáncer de sangre terminal llamado mieloma múltiple.
Se declaró culpable de 13 cargos de fraude a Medicare, un cargo de conspiración para pagar o recibir sobornos y dos cargos de lavado de dinero.
Los fiscales federales dicen que él es «el estafador más grande en la historia de este país».
Para Fata, dijeron, «los pacientes no eran personas. Eran centros de ganancias».
Fata perdió los 17,6 millones de dólares que cobró de Medicare y de compañías privadas de seguros. Unos 553 pacientes recibieron infusiones o inyecciones que eran médicamente innecesarias, dijeron los fiscales.
El oncólogo dio una emotiva disculpa en el tribunal, y afirmó que estaba «avergonzado» de sus acciones.
«He violado el juramento hipocrático y la confianza de mis pacientes», dijo Fata, según WDIV, afiliada de CNN. «No sé cómo puedo sanar la herida. No sé cómo expresar el dolor y la vergüenza».
Sin embargo, para las docenas de las víctimas de Fata que ingresaron al tribunal de distrito de Estados Unidos para el distrito oriental de Michigan a lo largo de la semana a fin de escuchar su sentencia, su disculpa no importa.
Muchos seguirán experimentando los efectos de sus tratamientos que en ocasiones fueron innecesarios, por el resto de sus vidas.
Como lo dijo Geraldine Parkin, la esposa de un expaciente en el tribunal, muchos fueron «torturados hasta sus últimos suspiros».
Fueron tratados, pero no estaban enfermos
Robert Sobieray acudió a Fata y recibió un tratamiento de quimioterapia durante dos años y medio, pero nunca tuvo cáncer.
«Simplemente me duele», dijo Sobieray. «¿Cuál fue la motivación? ¿Por qué, por qué yo? No sé qué fue lo que le hice».
Los tratamientos de quimioterapia fueron dolorosos, y le causaron molestias físicas. Fueron tan fuertes que los dientes se le cayeron y la mandíbula le empezó a cambiar de forma. Años después de descubrir que no tenía cáncer, ha perdido todos, excepto uno de sus dientes.
«Con todas las facturas acumuladas, no puedo darme el lujo de mandarme a hacer nuevos dientes», dijo Sobieray. «Me gustaría comer una buena comida de nuevo algún día. Como las ensaladas, me encantaba comer ensaladas. Ahora ya no puedo.Ya no puedo comer muchos de los alimentos que me gustan».
Patty Hester acudió a Fata en 2010 después de ser recomendada por otro médico. Tenía bajos los glóbulos blancos, y Fata era un hematólogo y oncólogo de renombre.
«Según la página web, y según los volantes, él era un doctor de renombre mundial», dijo Hester. «Cuando entrabas a su oficina, él era un doctor formidable».
Hester, quien trabajaba en una sala de emergencia en aquel momento, se sintió devastada cuando Fata le dijo que tenía el síndrome mielodisplásico (MDS).
«Él dijo ‘Tienes que empezar la quimioterapia de inmediato'», recordó Hester.
No lo podía creer. Y después de hablar con Fata, él insistió en darle tratamientos a base de hierro y, con el tiempo, tratamientos de plasma sanguíneo. Ella seguía tomando esos costosos tratamientos con plasma el día en el que sus compañeros de trabajo la hicieron acercarse a la televisión para ver las noticias: su doctor había sido arrestado.
Hester no tenía cáncer.
‘Se aprovechó al máximo de mi confianza’
Algunos de los pacientes de Fata efectivamente tenían varias formas de cáncer.
Chris Sneary enfrentó a Fata por primera vez desde la detención de su exmédico el martes mientras leía su declaración de impacto de la víctima en el tribunal. Se volvió para ver a Fata, respiró hondo y leyó su historia.
Sneary acudió a Fata para ser tratado por cáncer testicular de 2010 a 2013.
Tuvo 40 días de quimioterapia, 14 días de terapia de hidratación y docenas de otros tratamientos y procedimientos.
«Le di toda mi confianza a este hombre para que me acompañara a mí y a mi familia por este proceso que estaba a punto de iniciar», dijo Sneary.
Sneary descubrió después del arresto de Fata que le habían dado «un tratamiento excesivo brutal»: una quimioterapia más cara y severa de lo necesario y, peor aún, se le había retirado un testículo, lo cual no era necesario desde el punto de vista médico.
«El Dr. Fata se aprovechó plenamente de mi confianza en él, de mi miedo a morir y, sobre todo, de mi elevado seguro médico», dijo Sneary, por momentos conteniendo las lágrimas en el tribunal.
Y un paciente que tenía cáncer habló en el tribunal a título póstumo. La esposa de Donald Crabtree, Marietta, leyó una declaración que él escribió en diciembre del año pasado.
«Ninguno de los tumores mejoró, sino aumentaron en número y en tamaño», leyó Crabtree en el tribunal. «Creo que el Dr. Fata, a sabiendas y deliberadamente, me trató del cáncer equivocado y me dio la quimioterapia equivocada».
Crabtree dijo que su último deseo fue que Fata pasara el resto de su vida en prisión.
Fata pide disculpas a los pacientes
Antes de ser sentenciado, Fata se volvió hacia los que estaban ahí para escuchar su sentencia y se disculpó.
«La búsqueda de poder es autodestructiva», dijo, de acuerdo con WDIV. «Ellos vinieron a mí en busca de compasión y cuidado. Fallé. Sí, fallé».
Ahora, algunos de sus expacientes tienen la oportunidad de presentar reclamos y, posiblemente, se les otorgará algunos de los fondos que él recibió de Medicare y de las compañías de seguros.
Se espera que Fata cumpla al menos 34 años de su condena, posiblemente en una prisión de baja seguridad en Michigan.