El régimen, que antes justificó la violencia para satanizar el pasado, ahora quiere utilizar la violencia para impedir el futuro. El régimen necesita incendiar el país para tratar de evitar su segura derrota el próximo 6 de diciembre
“Ayer saliendo de la Catedral…Un hombre joven de unos 25 años llorando a la puerta de la catedral me dijo ‘Chávez ayúdame, tengo dos hijos y se me están muriendo de hambre, y yo no quiero meterme a delincuente obligado… ¡Sálvame de este infierno!’ … Esa es la verdad… ¡Abrámonos el corazón, ya basta de mentiras!… ¿Cuántos hombres como ese que lloró conmigo, a las puertas de la Catedral, no terminan en la cárcel de Yare o en El Dorado…? … porque muchos de ellos tienen que salir a robar un pan para darle a su hijo y no se muera de hambre… ¿Cuántos no caen en eso?… Yo creo que yo también caería, hermanos… Si yo fuera ese hombre joven que lloró conmigo ayer a las puertas de la Catedral de Caracas, y viese a mi hija a punto de morir de hambre, yo creo Dios mío que yo saldría a la medianoche a hacer algo para que mi hija no vaya a la tumba…”.
No hay “saqueos buenos”
y “saqueos malos”…
Estas son palabras textuales de Hugo Chávez Frías, pronunciadas el 4 de febrero de 1999, al final de un desfile militar en el Paseo de Los Próceres. Tales palabras indignaron a muchos, que vieron en ellas una clara incitación a delinquir. Pero justo es decir que esas palabras conmovieron también a muchos, probablemente a muchos más, que vieron retratadas en ellas su propia angustia.
El objeto de estas líneas no es, obviamente, recrear aquella polémica sobre palabras, sino llamar la atención sobre realidades: Este viernes 31 de julio de 2015, 16 años después de aquel discurso, un hombre joven (con 21 años apenas, más joven incluso que aquel que la anécdota presidencial ubicaba llorando a las puertas de la Catedral), muere asesinado de un tiro en el pecho. A diferencia del hombre del relato presidencial, éste si tenía nombre y apellido: Gustavo Patiñez Gómez. Y sí, tenía un hijo, un bebé de apenas cuatro meses de nacido. ¿En qué circunstancias es asesinado este venezolano? Pues muere en medio de los hechos de violencia ocurridos este viernes en San Félix, estado Bolívar. En estos sucesos violentos, vecinos enardecidos por el hambre y la escasez arremetieron contra unos comercios y por la fuerza se apropiaron de alimentos. No encontró Gustavo Patiñez Gómez, albañil, la “comprensión sociológica” de la que se habló en Los Próceres hace 16 años. Encontró una bala. Y la paró con el pecho.
Robar por hambre, un
millón de millones de
dólares después…
En aquella Venezuela de hace 16 años no había colas para comprar comida, ni había que dejarse marcar como ganado con números en los brazos para poder entrar a un abasto o mercado, ni había que presentar la cédula de identidad o poner la huella digital para comprar un kilogramo de harina de maíz, o de azúcar, o de café, o un litro de aceite, o un rollo de papel higiénico. En aquella Venezuela, pintada por el discurso presidencial como un reino de injusticia, no había escasez ni racionamiento. Y eso a pesar de que el precio del barril de petróleo en esos tiempos era de sólo nueve dólares…
16 años después, en esta Venezuela en que fue asesinado este joven venezolano en las dolorosas circunstancias ya descritas, el precio internacional del petróleo es cinco veces mayor: Ronda los 50 dólares por barril. Pero hace apenas once meses, es decir, hasta septiembre del año 2014, el precio del petróleo venezolano llegó a más de 100 dólares el barril. Y esos altos precios petroleros duraron 12 largos años, tiempo en que a los bolsillos del gobierno entraron -sólo por concepto de renta petrolera- un millón de millones de dólares, más dinero que el manejado por todos los gobiernos anteriores juntos, desde el Cacique Guacaipuro hasta Caldera II. Hoy, 16 años después, un millón de millones de dólares después, toneladas de discursos después, en esta Venezuela hay hambre, hay colas, hay escasez y racionamiento, mientras que los dueños del poder se siguen haciendo cada vez más ricos, sin producir más que miseria… para los demás.
“¡Ábranse los corazones!
¡Ya basta de mentiras!”
Insistimos: El tema no son las palabras, son las realidades. En vez de asumir estas realidades el régimen sigue anclado en sus versiones politiqueras de siempre: Que aquí no pasa nada, que lo que hay es una “guerra económica”, desarrollada por una “burguesía” a la que en verdad tienen acorralada desde hace años, y por un “Imperio” con cuyos representantes se toman “selfies” y se abrazan sonreídos, en negociaciones tan secretas como las cuentas bancarias de los negociadores…
Es entonces cuando provoca repetir a los actuales dueños del poder al menos una línea de aquel discurso de 1999: “¡Ábranse los corazones! ¡Basta de mentiras!” ¡Hoy nuestro país tiene todos los problemas y ninguna de las posibilidades que tenía hace 17 años, y tenemos además todos las desgracias generadas a los largo de estos 17 años de destrucción y caos! ¡Y eso es culpa de Uds., sólo de Uds., los que desperdiciaron la más brillante oportunidad que ha tenido Venezuela para dar un salto hacia el desarrollo, la prosperidad y la calidad de vida para todos! ¡Asuman su culpa ante el pueblo y ante la historia! ¡Asuman su barranco, su vergüenza y la derrota que se les aproxima! ¡Ya basta de mentiras!
Incendiar al país para evitar
las elecciones que van a perder
Al pueblo no le pedimos “paciencia”, sino claridad y firmeza: La violencia jamás ha sido solución, ni antes ni ahora. El régimen, que antes justificó la violencia para satanizar el pasado, ahora quiere utilizar la violencia para impedir el futuro. El régimen necesita incendiar el país para tratar de evitar su segura derrota el próximo 6 de diciembre. Los venezolanos sabemos que la solución real al problema del hambre, de la escasez y de las colas no es saquear una gandola volcada o desvalijar un comercio, sino tener un modelo económico distinto, que genere riqueza en vez de distribuir miseria. Y para tener un modelo económico distinto tenemos que lograr un gobierno diferente. Y para alcanzar un gobierno diferente el pueblo democrático tiene literalmente que arrasar en las elecciones parlamentarias del próximo 6 de diciembre. Mientras construimos esa solución real al problema de fondo, es necesario enfrentar, aquí y ahora, las agresiones económicas del gobierno contra el pueblo, y transformar la justa indignación de la gente en energía de cambio. Por eso la Unidad está convocando a una Jornada Nacional de Protesta Contra el Hambre, Contra el Hampa y Por la Libertad para el próximo sábado 8 de Agosto. ¡Allí, donde siempre, en la calle, nos vemos! ¡Palante!
Radar de los Barrios
Jesús “Chúo” Torrealba *
Twitter: @ChuoTorrealba
* Secretario Ejecutivo de la Mesa de Unidad Democrática