Entre el dolor y la indignación generalizada por la muerte del león, la empresa fabricante de juguetes Ty Inc. anunció esta semana que sacaría a la venta un Beanie Baby en homenaje a Cecil.
Todas las ganancias que se obtengan de la venta del muñeco, que tiene una melena oscura como la que hizo tan popular a Cecil entre los turistas que visitaban el Parque Nacional de Hwange, en Zimbabwe, se destinarán a respaldar los esfuerzos de conservación.
El beneficiario será la Unidad de Investigación sobre Conservación de la Fauna de la universidad británica de Oxford, conocida como WildCRU, que había estado rastreando a Cecil desde 2008.
WildCRU señaló el martes que ya recaudó más de 775.000 dólares en donativos desde que se dio a conocer la noticia de la muerte del león, así como un donativo de 100.000 dólares de los filántropos estadounidenses multimillonarios Tom y Daphne Kaplan.
Las autoridades zimbabwenses acusaron a Walter Palmer, un dentista de Minnesota; a su guía cazador profesional, y al propietario del terreno en el que se llevó a cabo la cacería, de efectuar una cacería ilegal violatoria de la Ley de Parques y Vida Silvestre de ese país. Se dice que Palmer pagó 50.000 dólares a principios de junio por cazar al león con una ballesta cerca del parque nacional, en el occidente de Zimbabue.
Palmer dijo que confiaba en que la experiencia de los guías locales «garantizara una cacería legal».
El lunes, el gobierno zimbabwense anunció que hay un segundo estadounidense relacionado con una presunta cacería ilegal. El incidente, que no tiene nada que ver con la muerte de Cecil en julio, involucra una cacería ilegal dirigida por un guía de safari que quedó arrestado. El estadounidense, un médico de Pennsylvania, contrató al guía, según la Autoridad de Gestión de Parques y Vida Silvestre de Zimbabwe.
CNN no dará el nombre del médico, a quien hasta ahora no se le han imputado cargos. El gobierno zimbabuense tampoco ha pedido su extradición. El hombre aún no ha hecho comentarios sobre la situación.