Una experiencia negativa del pasado, como abandono, maltrato o de falta de afecto, no superada, se manifiesta en la búsqueda no consciente de conseguir en el otro ese afecto con el que no se contó en una edad en la que el mismo era tan primario como la alimentación y la protección
Muchas veces, no sabemos la razón por la que nos enamoremos de alguien, qué hace que nos agrade más que los demás, hasta convertirse en un ser único, aunque a simple vista no sea el compañero adecuado ni se aproxime a la pareja que necesitamos.
Al contrario, a veces, elegimos a quien pueda representar un acertijo que nos proponemos descifrar y que, por más que insistamos en ello, seguirá siendo el problema al que le buscamos permanentemente solución sin obtener éxito alguno.
1. Novio idéntico al padre
Sofía siempre era infeliz en el amor. Se había enamorado de Ricardo, y llegado a sentirte correspondida pero, después de un par de años, esa relación acabó dejándole un sabor amargo. Una sensación de que había dado mucho sin recibir lo esperado, la embargaba.
Ricardo cuando conoció a Sofía, le cautivó su cabello dorado, sus grandes ojos y su delicada silueta. Apenas se vieron, se sintieron tan atraídos que la química fluía a mares. Él parecía estar dispuesto a entregarle su corazón, pero no sabría cómo ser un buen compañero sentimental.
A pesar de lo anterior, Ricardo, de cabello castaño, comerciante independiente, era despreocupado, no sabía qué hacer para que su compañera se sintiera satisfecha, plenamente protegida, amparada y complacida en el amor conyugal.
Tal como el padre de Sofía, era Ricardo, un tanto descuidado con su pareja e hijos. Por esa razón, la madre de Sofía terminó cansada de esperar, para acabar pensando que el tiempo que estuvo junto al padre de sus hijos no había sido provechoso.
Sofía desconocía por qué se había enamorado de Ricardo, muy diferente a ella, pero algo indescriptible que para nada descifraba la hacía sentirse cautivada por este personaje, quien representaba una deuda del pasado que ella necesitaba saldar.
En resumidas cuentas, de alguna extraña manera, Ricardo le recordaba a Sofía su progenitor. Por ello, haría lo necesario para despertar toda la atención y el amor de él, en un intento de recuperar el pasado, a través de ese vínculo amoroso que vivía con quien, en su niñez, representaba el papel de su padre.
Entonces, Ricardo y Sofía decidieron vivir un amor que, aunque en apariencia empezaba con buen pie, no les daría la felicidad anhelada. Y por más que ellos insistieran en encontrarla, el modo era equivocado, cuando los miedos que traían de atrás salían a la luz sin que ellos estuvieran muy conscientes de su existencia, contaminando el amor que el uno sentía por el otro.
2. Repitiendo un
modelo de antaño
Como Ricardo siempre estaba muy ocupado con su trabajo, no le dedicaba a Sofía el tiempo suficiente para compartir juntos actividades de esparcimiento, y así afianzar el amor que ambos se devengaban.
Aunque Sofía le reclamaba a Ricardo su falta de atención y él prometía hacer algo más, todo seguía igual, sin grandes cambios que celebrar, mientras el corazón y el alma de ella se llenaban tanto de desesperanza como de tristeza.
De ese modo pasaron unos años, en los que Sofía trataba de cambiar a Ricardo para convertirlo en el hombre que ella necesitaba, y resarcir un daño causado en su niñez.
Aunque avanzó en algo, fue poco, y la energía gastada mucha, para terminar dándose cuenta de que él no era quien ella buscaba, sino un problema que tenía que resolver y que, con mucha probabilidad, continuaría de ese modo, ocasionándoles mucha frustración.
Aunque Sofía y Ricardo se amaban, parecía que algo más fuerte que ellos los alejaba. Ella comenzaba a sentirse frustrada, pues había hecho mucho para poder realizar su amor con Ricardo que, aunque decía querer un compromiso serio, no hacía algo para llevarlo a cabo.
Era como que, en definitiva, ella hiciera lo mismo que su madre, dar mucho de sí sin recibir lo esperado, mientras que él se comportaba distante, distraído e inalcanzable.
Entonces, sin saberlo, sin mucha conciencia de lo que en sus mentes pasaba porque traían de atrás algunos acertijos sin resolver, intentaban permanecer juntos. Sofía hacía mucho más que Ricardo, hasta que, un día, ella se cansó y le dijo adiós, sin que él estuviera muy claro de las razones que la habían llevado a tomar esa decisión que por demás él consideraba injusta.
3. Padres influyen en
la relación con la pareja
Desde la infancia construimos un modelo sobre qué son las relaciones y cómo funcionan. Ese modelo se relaciona con las experiencias iniciales que la persona tiene con los padres, los hermanos y con quienes lo han cuidado, como también en la medida que ellos han satisfecho o no lo han hecho necesidades propias.
Por consiguiente, cuando existen carencias, aparte de buscar la atención afectiva y sexual del compañero sentimental, pretendemos conseguir el cariño que no nos propinó alguien cercano, como uno de los papás, a quien se le recuerda como distante.
De lo anterior resulta que una experiencia negativa del pasado, como abandono, maltrato o de falta de afecto, no superada, se manifiesta en la búsqueda no consciente de conseguir en el otro ese afecto con el que no se contó en una edad en la que el mismo era tan primario como la alimentación y la protección.
Entonces, se genera un estado de ansiedad que tiene su origen en un miedo al abandono que se generó en la niñez. De ahí que se pueda decir que las personas tienden a relacionarse en la edad adulta de la manera como lo hicieron con sus padres en la infancia.
Cuando las relaciones con sus progenitores fueron sanas, equilibradas y satisfactorias, se tenderá a buscar parejas con las que pueden tener vínculos similares, igualmente equilibrados, lo cual resulta positivo y sano.
¡Cupido no tiene la culpa!
*** Que nos sintamos atraída hacia alguien en particular no es casual. Hay aspectos de esa pareja que nos recuerdan cómo fue la relación con nuestros padres.
*** Por ello no está demás que busquemos sacar a la luz esos miedos que vienen de atrás y combatirlos para, una vez superados, poder construir vínculos sentimentales sanos y permanentes, y evitar reincidir en amores frustrados