Howard Schultz, CEO de Starbucks, insiste: no será candidato para la presidencia de Estados Unidos en 2016. “Mi labor en la empresa no ha terminado; todavía podemos ayudar a más personas” señala. Sin embargo, el empresario neoyorquino está cansado de los políticos que gobiernan -y aspiran a gobernar- su país. En una columna publicada en el New York Times, Schultz manifiesta su rechazo hacia “unos candidatos que anteponen el partido a la comunidad, el poder a los principios y el cinismo al civismo“.
Schultz lamenta que Estados Unidos sea “una nación dañada por la falta de civismo y coraje de los políticos de Washington“. Entiende que en época de primarias los candidatos deban competir entre sus compañeros de filas y por ello se esfuerzan en ganarse la simpatía los votantes de su partido. El problema, explica, viene cuando la campaña se llena de “falsas promesas, eslóganes y teatralidad“. No se refiere a ninguno de los dos grandes partidos: “los líderes republicanos y demócratas han abdicado su responsabilidad de alcanzar compromios para expandir la economía, reconstruir infraestructuras, mejorar escuelas y muchos otros asuntos”.
Su solución: “líderes serviciales“. Cuando hay unas elecciones primarias y presidenciales a la vista, todos los candidatos profesan el amor que sienten por sus conciudadanos, pero Schultz no entiende “cómo puedes ser un gran líder si desprecias a las personas que tienen puntos de vista distintos a los tuyos“. Su premisa es que los políticos deben esforzarse en ayudar a los que son diferentes. Para ello, los demócratas y republicanos deben trabajar juntos. Aunque esté lejos de la realidad, Estados Unidos “necesita un candidato con el coraje suficiente para elegir a un miembro del partido rival como compañero de campaña“.
Schultz sabe que todavía es pronto para que su propuesta sea una realidad, pero mantiene la esperanza en las nuevas generaciones. Las constantes reuniones que mantiene con empresarios de todo el país le han servido para ver que no todos tienen sus mismas esperanzas: “Seis de cada diez estadounidenses creen que la generación de jóvenes no será mejor que la de sus padres“.
Liderazgo responsable desde Starbucks
Howard Schultz reconoce que siente una gran satisfacción cuando su labor sirve de inspiración a los 300.000 empleados de la multinacional que lidera. Cuenta que un día recibió una foto en su móvil que ha marcado sus acciones desde entonces: “el Papa Francisco, pocos días después de ser elegido, arrodillado y lavando los pies de una docena de prisioneros en Roma, siendo una de ellos una joven mujer musulmana“. Para él, los políticos estadounidenses son la antítesis de esa imagen.
Son precisamente los éxitos de Starbucks los que le apartan de cualquier intención de entrar en la carrera presidencial. “Hemos creado una marca icónica en la que ofrecemos a los trabajadores -incluso aquellos que trabajan a media jornada- seguro de salud y educación universitaria gratuita”. El 40% de los trabajadores de la multinacional pertenecen a minorías raciales. Schultz se ha convertido en un personaje muy activo en la lucha contra el racismo en Estados Unidos. En lo que parecía el inicio de su carrera presidencial, organizó cinco foros por todo el país en el que los propios trabajadores de la compañía compartieron episodios personales de violencia racista que hasta entonces no se habían atrevido a contar a nadie. Schultz tiene ahora preocupaciones y planes más importantes que intentar llegar a la Casa Blanca. “Todavía podemos hacer mucho más como compañía pública para demostrar lo que es el liderazgo responsable“.
Howard Schultz, CEO de Starbucks, insiste: no será candidato para la presidencia de Estados Unidos en 2016. “Mi labor en la empresa no ha terminado; todavía podemos ayudar a más personas” señala. Sin embargo, el empresario neoyorquino está cansado de los políticos que gobiernan -y aspiran a gobernar- su país. En una columna publicada en el New York Times, Schultz manifiesta su rechazo hacia “unos candidatos que anteponen el partido a la comunidad, el poder a los principios y el cinismo al civismo“.
Schultz lamenta que Estados Unidos sea “una nación dañada por la falta de civismo y coraje de los políticos de Washington“. Entiende que en época de primarias los candidatos deban competir entre sus compañeros de filas y por ello se esfuerzan en ganarse la simpatía los votantes de su partido. El problema, explica, viene cuando la campaña se llena de “falsas promesas, eslóganes y teatralidad“. No se refiere a ninguno de los dos grandes partidos: “los líderes republicanos y demócratas han abdicado su responsabilidad de alcanzar compromios para expandir la economía, reconstruir infraestructuras, mejorar escuelas y muchos otros asuntos”.
Su solución: “líderes serviciales“. Cuando hay unas elecciones primarias y presidenciales a la vista, todos los candidatos profesan el amor que sienten por sus conciudadanos, pero Schultz no entiende “cómo puedes ser un gran líder si desprecias a las personas que tienen puntos de vista distintos a los tuyos“. Su premisa es que los políticos deben esforzarse en ayudar a los que son diferentes. Para ello, los demócratas y republicanos deben trabajar juntos. Aunque esté lejos de la realidad, Estados Unidos “necesita un candidato con el coraje suficiente para elegir a un miembro del partido rival como compañero de campaña“.
Schultz sabe que todavía es pronto para que su propuesta sea una realidad, pero mantiene la esperanza en las nuevas generaciones. Las constantes reuniones que mantiene con empresarios de todo el país le han servido para ver que no todos tienen sus mismas esperanzas: “Seis de cada diez estadounidenses creen que la generación de jóvenes no será mejor que la de sus padres“.
Liderazgo responsable desde Starbucks
Howard Schultz reconoce que siente una gran satisfacción cuando su labor sirve de inspiración a los 300.000 empleados de la multinacional que lidera. Cuenta que un día recibió una foto en su móvil que ha marcado sus acciones desde entonces: “el Papa Francisco, pocos días después de ser elegido, arrodillado y lavando los pies de una docena de prisioneros en Roma, siendo una de ellos una joven mujer musulmana“. Para él, los políticos estadounidenses son la antítesis de esa imagen.
Son precisamente los éxitos de Starbucks los que le apartan de cualquier intención de entrar en la carrera presidencial. “Hemos creado una marca icónica en la que ofrecemos a los trabajadores -incluso aquellos que trabajan a media jornada- seguro de salud y educación universitaria gratuita”. El 40% de los trabajadores de la multinacional pertenecen a minorías raciales. Schultz se ha convertido en un personaje muy activo en la lucha contra el racismo en Estados Unidos. En lo que parecía el inicio de su carrera presidencial, organizó cinco foros por todo el país en el que los propios trabajadores de la compañía compartieron episodios personales de violencia racista que hasta entonces no se habían atrevido a contar a nadie. Schultz tiene ahora preocupaciones y planes más importantes que intentar llegar a la Casa Blanca. “Todavía podemos hacer mucho más como compañía pública para demostrar lo que es el liderazgo responsable“.