Si vamos a condenar a Ricardo Sánchez, reconozcámosle por lo menos sus pocos méritos y démosle el beneficio de la duda para que se defienda
Desde que se hizo publica la entrada de Ricardo Sánchez al GPP, mucha es el agua que ha corrido. Digamos que si este joven político necesitaba publicidad para darse a conocer, pues opositores, chavistas y ninis, lo han puesto en la cúspide sin él ni siquiera proponérselo.
Por supuesto nadie ha apostado por él, todos le recuerdan donde nació políticamente y sobre todo de quién era suplente en la Asamblea Nacional, quiénes eran los personajes con los que se codeaba. Y de lado y lado lo han bombardeado inmisericordemente.
Yo en esta ocasión voy a servir como abogado del Diablo, porque he leído y escuchado atentamente lo que se ha dicho de él, y también he revisado con atención lo que él ha estado respondiendo en cada una de sus entrevistas, y es que por lo visto causa más revuelo que un político opositor pase a engrosar las filas del oficialismo, que un revolucionario salte la talanquera y lo reciba la oposición con los brazos abiertos, ya hubiese querido Ismael García levantar esa polvareda y miren que él se rasgaba las vestiduras, haciéndose llamar chavista.
No he oído a Ricardo Sánchez autoproclamarse chavista, apoya con su partido Alianza para el Cambio una propuesta de gobierno, dentro de mi ignorancia política creo que a eso se le llama partido independiente. Que se inclina a lo que él considera es la propuesta correcta para el beneficio del pueblo, eso debería ser el deber ser de todo político trabajar en función del pueblo.
Que no se puede olvidar su discurso político en contra del comandante y la revolución, es cierto, pero también podemos recordar que en el año 2013 él, junto a William Ojeda, abandonaron la MUD por descubrir que Capriles y los suyos, tenían una agenda oculta que aplicarían al llegar al poder, y esta agenda en nada favorecía al pueblo.
Eso es un punto a favor, por lo menos se dio cuenta que estaba siendo engañado y no sólo reaccionó, sino que puso distancia de aquello con lo que no estaba de acuerdo. Participó en el llamado a diálogo que hizo el presidente Maduro, pero no en esa mesa donde Capriles iba a hacer temblar a Miraflores, y lo que hicieron fue exigencias absurdas y después patearon la mesa como siempre, sino en las mesas de paz.
Con respecto a su apoyo en contra del decreto de Obama, eso no tiene tinte político, cualquier persona que ame su patria y se crea digno de llamarse venezolano, debe dejar de lado las ideologías y las pugnas políticas, para defender su país. Así que ese fue su aporte patriota.
Entonces si vamos a condenarlo, reconozcámosle por lo menos sus pocos méritos y démosle el beneficio de la duda para que se defienda.
Ahora bien, decía Mario Silva en su programa de este sábado, algo muy cierto y que por lo visto todos hemos olvidado. ¿De dónde salió toda la gente que hoy se hace llamar chavista, la mayoría viene de las filas de AD y Copei decepcionadas de tantas promesas incumplidas, de tanto abandono y desidia; es más algunos representantes del gobierno los vimos militar en esos partidos y que reaccionaron al llamado y propuesta de nuestro líder Hugo Chávez.
Y aquellos partidos para los que muchos jóvenes militamos porque supuestamente se presentaban como de izquierda, hoy pertenecen a la más rancia derecha, que apuesta a la entrega de nuestro país.
Está la otra parte, no olvidemos que muchos que se han hecho llamar chavistas, aprovechando su paso por el gobierno, han cometido actos de corrupción repudiables, mancillando la confianza que el pueblo ha depositado en ellos, y muchos otros han utilizado el voto chavista ganando el poder, para luego proclamarse opositores.
Y voy más allá: tenemos dentro del chavismo, dicen ellos, un partido político que se llaman así mismos los otros chavistas, que no están de acuerdo con el proyecto político del gobierno, y que le han declarado la guerra abiertamente, apostando a la caída de Maduro para ellos presentar su propuesta, entonces, de que nos escandalizamos .
Por lo menos Ricardo Sánchez dice que apoya la propuesta del gobierno. Y en el pueblo tenemos personas que, siendo chavistas, participan activamente en el bachaqueo lucrándose de la necesidad de sus compatriotas, así como lo hicieron cuando viajaban a raspar los cupos, y para nada han sentido cargo de conciencia, ni sienten que traicionan la revolución, cuando veamos las barbas del vecino arder, pongamos las nuestras en remojo.
Estas son cosas que debemos colocar sobre la mesa, antes de crucificar a los demás.
No llamaré a Ricardo Sánchez mi camarada, porque no lo creo revolucionario y menos chavista, pero por lo menos escucharía cual es su propuesta. Merecen más credibilidad aquellos que no están ni con Dios, ni con el Diablo, a los que dicen estar con Dios, pero le piden favores al Diablo.