Para la psicóloga social y criminóloga Magaly Hudggins, la desesperanza del venezolano no es producto de una situación individual. Indicó que cuando la comunidad se ve afectada por determinados hechos, cada individuo siente que su futuro está tronchado e intervenido por cosas que van más allá de su posibilidad de acción, lo que genera que pierda el interés por hacer las cosas.
Destacó en entrevista para Globovisión, que actualmente en Venezuela los sentimientos de incertidumbre, miedo y dolor están permanentemente activos en la población, lo que no permite tener calidad de vida.
“No hablamos de patologías mentales sino de mal vivir, de poca calidad de vida”.
Hudggins mencionó que muchas personas presentan espasmos de rabia que aparecen de manera súbita y también es común que algunos individuos, que venían con problemas emocionales que propios de conflictos sociales, desarrolle patologías y trastornos patológicos.
“Si tengo miedo, no sé lo que me va a pasar cuando salgo de mi casa sino que necesito ese espacio sin seguridad, sin aplomo y certeza, es muy difícil que la gente joven vea más allá y diga que hay un futuro”.
A su juicio, en Venezuela la violencia se ha convertido en un instrumento de control social. Apuntó que hay gran necesidad de que la institucionalidad del Estado sea firme, que cuando la norma sea violentada, la población sienta que va a haber una institución que va a responder. Sin embargo aseveró que el cambio y reconstrucción de la esperanza en la población va a depender de todos y cada uno de los ciudadanos.
“Vamos a necesitar que la gente se organice por la vida, porque la política es llevar los derechos y deberes a la población y recibir de ellos sus propias acciones para que los deberes y derechos se puedan relacionar”.
Señaló que actualmente hay mucha gente tratando de construir espacios para construir ciudadanía y luchando por rescatar el bienvivir. “Son personas apasionadas por la vida”, destacó la especialista.
Fuente: Globovisión