La actriz diseñó un plan a prueba de paparazzis.
En su empeño por mantener los preparativos en torno a su gran día en la máxima intimidad, la actriz Jennifer Aniston fingió haberse ido de vacaciones los días previos a su boda con el también actor Justin Theroux -con quien contrajo matrimonio la semana pasada en su casa de Bel Air- para poder ultimar en paz los detalles de la celebración, que resultó ser una sorpresa para la mayoría de los asistentes, que en un principio creyeron que habían sido invitados a una fiesta por el cumpleaños de Justin.
“Jennifer le dijo a varios amigos que ella y Justin estarían de vacaciones en Bora Bora los días previos a la fiesta, lo cual resultó ser una mentira aunque ese fue el sitio al que acabaron yéndose de luna de miel. En realidad estaban en casa, preparando a fondo los preparativos de la boda. Jennifer incluso confiscó los teléfonos de todo el personal para que no pudieran sacar fotos”, aseguró una fuente a la revista Grazia.
El objetivo de Jennifer fue en todo momento organizar una ceremonia “íntima” radicalmente diferente al enlace que protagonizó junto a su ex marido Brad Pitt en el 2000.
“Jennifer consiguió celebrar la boda de sus sueños: acogedora, con estilo y muy íntima. Quería que fuese diferente a su primera boda para reflejar la nueva felicidad que ha encontrado junto a Justin“.