El general retirado del Ejército chileno Hernán Ramírez Rurange, condenado esta semana por crímenes durante la dictadura, se suicidó hoy de un disparo en la cabeza, informaron fuentes hospitalarias.
El oficial, de 76 años, murió a las 03.20 horas de hoy (06.20 GMT) en el Hospital Militar de Santiago, al que había sido trasladado en estado grave tras dispararse en su domicilio, precisaron las fuentes.
Según fuentes policiales, Ramírez Rurange estaba junto a su esposa en su domicilio de Santiago cuando, pasadas las 01.00 de la madrugada (04.00 GMT), salió del departamento y se dirigió hasta la escalera del edificio, donde se disparó con un revólver calibre 32.
Ramírez Rurange fue uno de los 14 militares, tres de ellos uruguayos, condenados el pasado martes por la Corte Suprema de Chile por su responsabilidad en el secuestro y homicidio de Eugenio Berríos, un químico y agente de la policía secreta de la dictadura, ocurrido en los años 90.
El general Ramírez, exjefe de la Dirección de Inteligencia del Ejército (DINE), fue sentenciado a diez años y un día de prisión como autor del delito de secuestro y a otros diez años y un día por asociación ilícita, en tanto fue absuelto del delito de obstrucción a la Justicia.
Eugenio Berríos, a quien se señala como fabricante de gas sarín, con el que la dictadura de Pinochet asesinó a varias personas, huyó a Uruguay en noviembre de 1991 para evitar declarar en el juicio abierto por el asesinato del excanciller Orlando Letelier, perpetrado en Washington en 1976.
Se instaló en Montevideo con el nombre falso de Tulio Orellana y fue visto por última vez en 1992, cuando se presentó en una comisaría para denunciar que estaba secuestrado.
Fue entregado a unos militares uruguayos y no se supo más de él hasta que en abril de 1995 se descubrió su cadáver, que había sido enterrado en una playa, atado y con disparos en el cráneo.
Ramírez Rurange no es el primer militar chileno involucrado en crímenes de la dictadura que atenta contra su vida.
El 28 de septiembre de 2013 se suicidó el general Odlanier Mena, exjefe de la Central Nacional de Informaciones (CNI), de un disparo en la cabeza.
Mena se mató cuando el gobierno de Sebastián Piñera (2010-2014) ordenó el traslado de un grupo de oficiales condenados por violaciones a los derechos humanos desde la prisión militar «Cordillera», de Santiago, hasta el penal de «Punta Peuco», al norte de la capital chilena.