Cuando los Piratas no pudieron emular la oferta de 82 millones de dólares por cinco años que Toronto le presentó a Russell Martin, Pittsburgh no perdió el tiempo para encontrar un nuevo receptor.
De hecho, era un cátcher que desde hace tiempo tenían en la mira: Francisco Cervelli. Y la adquisición del venezolano, mediante un cambio con los Yankees de Nueva York por el relevista Justin Wilson, fue una de las más acertadas de los meses de invierno.
¿Que si Cervelli había sido un suplente durante sus siete años en Nueva York? ¿Que le tocaba sustituir a un Martin que venía de una campaña en la que registró el cuarto mejor porcentaje de embasado de las mayores con .402.
«En toda mi carrera he tenido que llenar zapatos bien grandes», dijo Cervelli a The Associated Press durante el último fin de semana en Nueva York, donde los Piratas barrieron una serie de tres juegos ante los Mets para consolidarse con el tercer mejor récord en las Grandes Ligas.
«Ya me tocó con (Jorge) Posada y con Russell Martin una vez», recordó Cervelli sobre su trayectoria con los Yankees, el club con el cual debutó en 2008. «Yo no me puedo preocupar por llenar los zapatos de nadie. Simplemente debo concentrarme en hacer mi trabajo y jugar del a manera que yo juego. Todo el mundo es diferente y no puedo tratar ser algo que no soy».
Andrew McCutchen es la estrella indiscutida de los Piratas, pero el aporte de Cervelli ha sido esencial para un equipo que cuenta con la mejor foja en las mayores desde el 9 de mayo (56-30).
Ahora con 29 años, Cervelli ha aprovechado con creces la oportunidad de jugar constantemente. Sus 313 turnos al bate previo a la jornada del lunes constituyen la mayor cantidad en su carrera.
Su promedio de .306 (92 hits en 301 turnos) como receptor le ubica segundo en las mayores.
Otro dato: batea para .354 (40 hits en 113 turnos) a partir del séptimo inning.
«El cambio es lo mejor que me pudo pasar», recalcó Cervelli.
Esta no es la primera vez que recibió la oportunidad de asentarse como titular.
Hace dos años, cuando los Yankees dejaron que Martin partiera a Pittsburgh como agente libre, Cervelli fue titular en 16 de los primeros 22 juegos de la temporada.
Pero se fracturó la mano el 26 de abril a consecuencia de un foul bateado por Rajai Davis de Toronto, y no volvió a jugar en ese año. Esa fue la temporada en la que apareció dentro de la docena de jugadores que fueron suspendidos por las Grandes Ligas al quedar implicados en la trama de dopaje de la clínica Biogenesis. Cervelli aceptó purgar 50 juegos de castigo.
Al reaparecer el año pasado, bateó para .301 al tomar 146 turnos y quedar relegado como suplente de Brian McCann.
En busca de un sustituto para Martin, los Piratas se fijaron en Cervelli, identificándolo como la clase de pelotero capaz de asumir un papel de protagonista.
«Nos gustaba la energía y entrega con la que juega», dijo el manager Clint Hurdle.
Enclavados en un mercado pequeño, los Piratas se han transformado en unos de los equipos más entregados al análisis estadístico para ganar la mayor cantidad posible de juegos con un presupuesto restringido.
Por eso el acento en las formaciones especiales defensivas y en la necesidad de contar con habilidosos receptores que sepan mascotear detrás del plato.
Cervelli es uno de los nuevos magos del mascoteo o «framing», la capacidad de engañar al umpire para que cante strike a un lanzamiento fuera de la zona.
Según Statcorner.com, Cervelli lidera a los receptores en esa práctica esta temporada.
«Como cátcher defensivo, estoy contento con lo que estoy haciendo, es muy bien. Todos los años trabajo para mejorar algo, darle énfasis a algo nuevo», dijo Cervelli.
«En todos los sentidos, ha sido un adquisición excelente», añadió Hurdle.
Merecen más atención
Por un lado están los Cardenales de San Luis, el mejor equipo del béisbol en el 2015, y por otro están los Cachorros de Chicago, uno de los más populares de todos los tiempos en su mejor momento en años. Y entonces en el medio, se ubican los Piratas de Pittsburgh, uno de los clubes más efectivos y subestimados del juego.
Pittsburgh (69-47) posee mejor marca que cuatro lideres divisionales (Dodgers de Los Ángeles 67-51, Yankees de Nueva York 65-52, Mets de Nueva York 63-55 y Astros de Houston 64-55) y lidera Grandes Ligas con récord de 56-31 desde el 9 de mayo, pero está seis juegos detrás de San Luis (76-42), que además de encabezar el beisbol en victorias, tiene un ritmo de superar la barrera de los 100 triunfos por novena ocasión en su historia.
Los Piratas, una de las novenas más jóvenes y dinámicas de la actualidad, dominan el primer puesto comodín de la Liga Nacional por seis juegos y tienen un 92% de probabilidades de alcanzar su tercera postemporada consecutiva. Pero son los Cachorros, «los adorables perdedores», que le disputan los titulares de la división a San Luis.
Chicago (67-49) está en uno de esos momentos en que sus fieles aficionados sienten que los planetas están lo suficientemente alineados a su favor para terminar con la sequía de 108 años sin ganar la Serie Mundial y 71 sin alcanzar la gran final de MLB.
Pero los Piratas, que han ganado 43 juegos desde el primero de julio y tienen un diferencial positivo de 67 carreras, merecen más atención.
«No podría decir mucho sobre cuales equipos reciben más atención que otros, pero sí puedo decir que nuestro equipo nunca baja la cabeza. No nos rendimos», dijo el inicialista Pedro Álvarez desde Pittsburgh.
Carrera está arriba
Los Azulejos han ascendido desde Triple-A Búfalo al guardabosque venezolano Ezequiel Carrera.
Carrera, de 28 años de edad, regresa para su segunda estadía con Toronto esta temporada tras batear .279 con tres jonrones y 21 remolcadas en 70 encuentros a comienzos del año. Con Búfalo llevaba promedio de .276 en 30 compromisos.
En 246 juegos de Grandes Ligas, Carrera ha bateado .259 con cinco vuelacercas y 49 impulsadas con los Indios, Filis, Tigres y Azulejos.
Eric Núñez / AP