Hay algo en la pantera que parece emanar lujo. Tal vez sea la forma en que se mueven. El felino escurridizo de alguna manera insinúa confianza y atractivo al mismo tiempo.
Desde 1914, la marca de joyería francesa Cartier ha trasladado la figura de la pantera y el supuesto glamour a sus complejas piezas de joyería, accesorios y objetos. Un broche, un colgante, un anillo, la cara de un reloj, a lo largo de los últimos cien años, la pantera de Cartier se ha convertido en uno de los símbolos más famosos en la historia de la joyería fina.
“La pantera es una fuente permanente de inspiración a lo largo de todas nuestras diferentes categorías de objetos”, dice Pierre Rainero, director de Imagen, Estilo y Patrimonio de Cartier. “Va más allá de la expresión física porque, de hecho, la pantera ha llegado a estar asociada, en gran medida, con la personalidad de la maison como un todo”.
La conexión de Cartier con los grandes felinos ha sido trazada recientemente en Cartier Panthère, un libro importante de la editorial de lujo Assouline, el cual fue publicado en honor al centenario del diseño. Pero aun cuando está feliz de rendirle homenaje al pasado, Rainero, quien supervisa todo el diseño contemporáneo, está menos interesado en preservar el legado de la pantera que en promoverlo.
En lugar de usar como guía diseños del pasado, Rainero indica que los diseñadores de la empresa -que realizan nuevos trabajos cada año, tanto para las colecciones como las piezas personalizadas por encargo- canalizan la personalidad que la pantera Cartier representa en términos de «audacia, originalidad, fuerza y simbolismo, y artesanía exquisita».
El gran felino en contexto
Una de las primeras piezas de pantera –un neceser de ónice adornado con una pantera de diamantes y ónice entre dos cipreses– fue creada para Jeanne Toussaint, una diseñadora amiga de Coco Chanel, quien había cautivado al fundador Louis Cartier con su ingenio, encanto y determinación.
Toussaint llegaría a trabajar como directora artística de joyería de Cartier desde 1933 hasta 1970. Bajo su liderazgo, las connotaciones establecidas de la pantera fueron traspuestas y llegaron a simbolizar la libertad posguerra de las mujeres a medida que adquirieron más derechos, se afirmaron dentro de la fuerza de trabajo y quedaron libres de los estrictos preceptos sociales.
“El animal se presenta como un emblema de esa libertad de una manera muy elegante, muy apropiada para ser demostrada en la joyería”, comenta Rainero. “Esa es la razón por la que tuvo tanto éxito, y por la que era tan fuerte: Tú tienes la actitud de la mujer, pero además también tienes la actitud del animal”.
Al igual que la mayoría de las modas, la pantera es tanto un reflejo de los tiempos como un reflejo de la marca. En los últimos cien años, Cartier ha pasado del estilo Art Deco principalmente abstracto a principios del siglo XX, hasta las piezas ornamentales tridimensionales de la pantera usadas por la duquesa de Windsor, Wallis Simpson, en la década de 1940 (antes de eso, la joyería figurativa era tácitamente reservada para actrices y prostitutas), y a la paleta de color blanco-oro-platino-diamante con el objetivo de complementar el grunge minimalista de la década de 1990.
En estos días, Rainero dice que es mucho más difícil precisar una estética de diseño dominante. Del mismo modo en que los diseñadores de moda ya no sienten la necesidad de ajustarse a una silueta popular, los diseñadores de joyas –y los consumidores–, en gran medida, han dejado de adherirse a un solo estilo.
Seguramente ha existido un enfoque en piezas más minimalistas a fin de reflejar las tendencias actuales de la joyería. Pero lo que es más emocionante, agrega, es la enorme variedad de piezas que son sugeridas por los diseñadores para colecciones e igualmente las piezas personalizadas por encargo, las cuales van desde lo hiperrealista y figurativo hasta lo más estilizado y masculino.
“Un siglo más tarde, la sociedad ha evolucionado considerablemente, y creo que la libertad de comportamiento se ha extendido hasta los objetos que las mujeres deciden usar. Eso es lo que estamos cultivando para el futuro: la singularidad de la expresión y el trato”, añade Rainero. “Hay una pantera para cada mujer”.