Exhiben en Caracas un documental sobre la antifascista capitana Mika, una coproducción argentino-venezolana
Se ha escrito como muchos espectadores y lectores se aburren ya de la Guerra Civil Española (1936-1939). Y eso hasta puede ser normal, porque ha sido contada o plasmada hasta la saciedad. Cientos de teatreros, cineastas y escritores encontraron siempre en ella un filón que no dejaron de explotar, no solo por razones comerciales sino también ideológicos, porque hay que combatir al fascismo y al “huevo de la serpiente que dejaron incubando” en el mundo hasta hoy.
Una mujer de hierro
Pero la verdad es que buena parte de ese boom bélico cinematográfico es porque en esa conflagración se suscitaron miles de fascinantes historias, todas no plasmadas aún, como es el caso del documental “Mika, mi guerra de España”, una feroz saga de amor más allá de la muerte, la cual exhiben durante estos días en varios cinematógrafos de Caracas.
Nosotros nunca habíamos visto un relato de estas características y especialmente protagonizado por una mujer, que es la superheroína. Una mujer de hierro, una versión de Madre Coraje que la hubiese querido Bertold Brecht para su repertorio antifascista. Se trata, pues, de una correcta producción cinematográfica “Mika, mi guerra de España” de los directores argentinos Fito Pochat y Javier Olivera, una coproducción entre Venezuela y Argentina, la cual es distribuida por el Circuito Gran Cine y cuenta con el apoyo del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC). La participación venezolana estuvo a cargo de la productora Andrea Gouverneur y hay además que destacar que ya fue estrenada en España, Francia y Argentina.
Cultura cinematográfica
Este filme se originó en el libro “Mi guerra de España”, escrito por la propia Mika Etchebéhère y elogiado nada menos que por Julio Cortázar, publicado por primera vez en Francia en 1976 y en español en 2003. Donde se narra la historia de Mika y su marido Hipólito Etchebéhère, quienes fueron testigos de acontecimientos que cambiaron el curso de la historia del siglo XX.
Esta pareja de militantes marxistas, nacidos en Argentina, durante la primera década del siglo XX, emprenden un largo viaje en busca de la revolución mundial que los lleva a recorrer la Patagonia argentina, Berlín y París. Finalmente la encuentran en Madrid, cuando el 18 de julio de 1936 estalla la Guerra Civil Española. Ella pasa de ser la compañera de un líder a convertirse en la única mujer con grado de capitana de las fuerzas republicanas, al perder su marido en una de las tantas batallas contra el fascismo de Francisco Franco.
Esta conmovedora historia felizmente ha sido bien documentada y llevada al cine con bastante acierto técnico gracias a la labor de los directores Javier Olivera y Fito Pochat.
Hay que subrayar que el interés de Pochat por la historia de Mika, es porque Hipólito era su tío abuelo y esta historia familiar revivió cuando ambos realizadores conocieron el libro de Mika y al mismo tiempo tuvieron contacto con Arnold Etchebéhère, su sobrino viviente, uno de los hilos conductores del film, al igual que la voz en off de la actriz Cristina Banegas, que recrea pasajes del libro.
“Mika, mi guerra de España” forma parte del grupo de películas coproducidas entre Venezuela y otros países latinoamericanos, que desde 2013 el Circuito Gran Cine ha venido distribuyendo, con el apoyo del CNAC. Vale recordar títulos como “Princesas rojas” de Laura Astorga (Coproducción Costa Rica-Venezuela), “Amores peligrosos” de Antonio Dorado (Coproducción Colombia-Venezuela), “Prometeo deportado” (Coproducción Venezuela-Ecuador), entre otros films; fomentando así la cultura cinematográfica y el buen cine hecho en la región.
Ficha técnica
Guion: Rodolfo Pochat y Javier Olivera. Producción: R. Pochat, J. Olivera, Eduardo L. Sánchez, Andrea Gouverneur.
Fotografía: Fernando Lorenzale. Montaje: Lucas Scavino.
Música: Alfonso Herrera. Intérpretes: Arnold Etchebéhère (él mismo) y Cristina Banegas (voz).Distribución: Gran Cine
Cineastas
Javier Olivera estudió cine en la UCLA (Universidad de California en Los Ángeles) y literatura en la Fundación Ortega y Gasset en España; como guionista ha colaborado en el desarrollo de proyectos para productoras de Argentina, España y Estados Unidos. Ha dirigido cine de ficción y documentales. En 2005 dirigió “Al filo de la Ley”, una serie de ficción para TVE protagonizada por Leonardo Sbaraglia y Emilio Gutiérrez Caba. Por su parte, Rodolfo Fito Pochat es egresado de la Escuela Nacional de Cine en Argentina, se ha dedicado a la producción televisiva como director de distintos canales de televisión por cable y es fundador de la casa productora Motoneta Cine, donde desarrollan proyectos documentales para cine y televisión. Ahora los venezolanos podrán ponderar sus aportes a esa larga serie de filmes sobre la cainítica guerra española con su “Mika, mi guerra de España”
La capitana
Elsa Osorio (Buenos Aires, 1952) escribió la novela, “La capitana” (Siruela), donde reconstruye las peripecias de Mika Etchebéhère (Ville, provincia de Santa Fe, 14 de marzo de 1902 /París, 7 de julio de 1992), otra idealista que arribó a “la piel de toro incendiada del 36”, cuyo carácter firme pero solidario (maternal incluso) le aupó al mando de una columna del POUM que resistió en la sierra madrileña los embates fascistas. En su caso se repite la encrucijada de muchos militantes de ese idealizado partido: combatir en el frente a las tropas de Franco y en la retaguardia a la ortodoxia stalinista. Acabó sus días en París, donde mantuvo una intensa actividad intelectual (entre sus amigos se contaban André Breton y Julio Cortázar) y escribió también “Mi guerra de España”. Ella no tenía una formación militar, pero sí sabía mandar. Sabía tomar decisiones. Consultaba a su gente. Ella decía que los hombres mandaban de arriba para abajo. Mientras que las mujeres tenían un sentido más horizontal del mando. Cuidaba mucho a sus soldados, sacaba una especie de instinto maternal hacia ellos. Quizá le afloraba por su renuncia a tener hijos, algo que decidió para entregarse por completo a la lucha política. Aunque también era muy dura cuando tocaba. Llegó incluso a abofetear a un soldado que no fue a una guardia. Ella fue una mujer libre y si hay una palabra que la pueda calificar ideológicamente, esa es antifascista
EL ESPECTADOR
E.A. Moreno-Uribe
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