La política es una actividad pública para la vida alegre del pueblo, que no deberá estar en manos de políticos muy serios ó la política es una actividad pública muy seria que no deberá estar en manos de políticos de vida alegre
Cesáreo José Espinal Vásquez e-mail: cjev@cantv.net
Todo ser humano al nacer es socialista y es democrático. Somos socialistas porque es de naturaleza vivir en sociedad y con calidad de vida. Somos democráticos porque el ser humano desea la convivencia hacia el ideal social, que es la paz, en igualdad de derechos y obligaciones, sin distingos de raza, clase social, sexo y credo. En democracia se vive mejor que en autocracia porque es el fin natural en democracia humanista y ética por ser perfectible, sin ser capitalista y salvaje y en socialismo con libertad de conciencia y ética, sin ser estatista y tiránico. La diferencia entre la democracia y el socialismo está en la autocracia de sus conductores o líderes, lo que en el fondo no son ni democráticos ni socialistas. La política es una actividad pública para “la vida alegre del pueblo” que no deberá estar en manos de políticos “muy serios” o la política es una actividad pública muy seria que no deberá estar en manos de políticos de vida alegre. En el verdadero socialismo y en la real democracia, participativa y protagónica, debe existir pluralidad de criterios, sin llegar ni a la anarquía ni al totalitarismo ni bajo el imperio del pensamiento único, ello, por supuesto, ni es socialismo ni es democracia, es la sumisión del pueblo, de la gente, de los ciudadanos al gravísimo poder de “El Estado soy, yo”. Si la democracia es el poder del pueblo y el socialismo es el poder del Estado, no han llenado las expectativas naturales de la gente porque con mayoría circunstancial han pisoteado el derecho de las minorías y en este sentido, ante la democracia capitalista y salvaje y en el socialismo estatista y tiránico, se levanta, se agiganta, el clamor del pueblo social, aspirando el Estado de Derecho Justo, de bien común, seguridad y justicia. En el siglo 21, debe desaparecer esos dogmas, doctrinas e ideologías que convocan, aúpan y propagan revoluciones materialistas porque su convocatoria es realmente de angustia, temor, inseguridad, injusticia y acaban con el bien común. El ideal social, es la paz. La democracia tuvo sus pininos fundamentales en el siglo de oro de Atenas con Pericles, 500 años a.C, cuando proclamó “todos los ciudadanos tienen derecho sin distinciones de clase social de acceder por sus méritos a los más altos cargos del Estado”; el socialismo, no nació con Marx y Engels en 1858 con el manifiesto comunista, porque en 1836 al inicio de la revolución industrial, Rober Owen, en Inglaterra, habló, escribió y ejecutó acciones sobre el socialismo humanitario sin revolución sino por convicción en el trato y superación de los obreros y artesanos, estableciendo horas laborables, descanso, vacaciones y participación entre el capital y el trabajo. Todos somos socialistas y democráticos en el mejor sentido, propósito y razón para el ideal social: la paz.