Un importante estudio genético divulgado el martes confirmó el vínculo entre bajos niveles de vitamina D y alto riesgo de padecer esclerosis múltiple, un hallazgo que según los expertos ayudará a mejorar los tratamientos y la prevención.
Estudios observacionales previos ya habían hallado una asociación entre los niveles de vitamina D –que proviene de la luz solar y de algunos alimentos– y la esclerosis múltiple (EM), una enfermedad autoinmune que afecta los nervios cerebrales y de la médula espinal y cuya causa y cura se desconocen.
Pero el problema con estos estudios es que no podían probar que la deficiencia de vitamina D causara EM. Tales observaciones podían ser apenas un indicio de que la gente enferma tiende a permanecer en casa y tomar menos sol.
Pero la última investigación, liderada por Brent Richards de la universidad canadiense McGill y publicada esta semana en la revista especializada PLOS Medicine, circunvala este obstáculo y analiza la asociación genética entre ambos factores en una población de 14.498 personas con EM y 24.091 individuos sanos.
Este estudio halló que las personas que tienen genéticamente bajos niveles de vitamina D enfrentan el doble de riesgo de padecer EM, un mal a menudo diagnosticado entre los 20 y los 50 años.
“Los resultados muestran que si un bebé nace con genes asociados a una deficiencia de vitamina D, tiene el doble de posibilidades que otros bebés de desarrollar EM de adulto”, explicó Benjamin Jacobs, director del servicio de niños del hospital real ortopédico de Londres.
Jacobs, quien no estuvo involucrado en este estudio, describió este hallazgo como muy “importante”.
“Esto podría ocurrir porque la deficiencia de vitamina D causa EM o bien porque hay otras interacciones genéticas complejas”, consideró.
“Aún no sabemos si indicar vitamina D a niños y adultos sanos disminuirá su riesgo de desarrollar EM, pero actualmente se están realizando estudios clínicos para estudiar esto”, añadió.
La esclerosis múltiple es una enfermedad crónica que afecta a unas 2,3 millones de personas en todo el mundo. Causa visión borrosa, entorpece el habla, provoca temblores, fatiga extrema, problemas de memoria, parálisis y ceguera.