En medio de las historias de horror de decenas de colombianos en la frontera venezolana, hay otras en las que los protagonistas son los propios ciudadanos del país vecino contra quienes la guardia venezolana actúa en contra.
Una de ellas una periodista de un sitio web venezolano que llegó a la frontera para adelantar una investigación sobre lo que allí ocurre. Pasó la línea hacia Colombia en la tarde del jueves, y hacia las siete de la noche la guardia de su país le prohibió regresar, así como a muchos colombianos.
Este viernes en la mañana la comunicadora no había podido volver para transmitir la información recogida en la zona, lo que demuestra la persecución de las autoridades venezolanas en contra de todo lo que se mueva en la frontera.
Mientras eso ocurre en la zona, en Bogotá el presidente Santos, quien llamó a consultas al embajador de Colombia en Venezuela, Ricardo Lozano, evalúa la situación con miembros de partidos políticos donde se analiza la crisis humanitaria que se vive en la frontera.
En la tarde del jueves, en el mismo momento en que el mandatario llamó a consultas al embajador de Colombia, le pidió a la canciller María Ángela Holguín que convocara una reunión extraordinaria de cancilleres de la Unasur para “contarle al mundo lo que está sucediendo (en la frontera) porque eso es totalmente inaceptable”.
Esa fórmula, de manera urgente y excepcional, pretende propiciar una acción conjunta que coadyuve a una salida pacífica. En Unasur, un escenario que se aprecia más a la medida de Venezuela, o del chavismo, Colombia puede exponer su punto de vista sobre lo que ocurre en la frontera: en especial, la dimensión humanitaria que tiene la deportación de más de mil colombianos pobres y el exilio voluntario de otro número importante.
En el mismo escenario, Venezuela intentará convencer que hay una acción paramilitar vinculada al contrabando que en últimas pretende desestabilizar al régimen de Maduro. Pero la cumbre extraordinaría no se podría realizar con la urgencia que pretende el gobierno colombiano.