El lunes por la noche, la Corte Suprema denegó una solicitud de emergencia de una empleada de Kentucky que se ha estado negando a emitir licencias de matrimonio a causa de sus objeciones religiosas contra los matrimonios de personas del mismo sexo.
La empleada, Kim Davis, trató de poner en suspenso una sentencia de primera instancia pendiente de apelación y la Corte Suprema se negó en una orden de una página.
Davis ahora se enfrenta a una orden de primera instancia de que su oficina empezará a emitir licencias a partir del lunes.
La orden marca la primera vez que el asunto del matrimonio entre personas del mismo sexo ha llegado ante los jueces, ya que ellos emitieron un dictamen en junio pasado para autorizar que las parejas del mismo sexo contraigan matrimonio en todo el país.
El pasado mes de junio, en una votación de 5 votos a favor y 4 en contra, la Corte Suprema de Estados Unidos legalizó el matrimonio entre parejas del mismo sexo.
La enmienda 14 dice que los estados deben permitir el matrimonio de parejas homosexuales. Según esta votación, los estados están obligados a reconocer las uniones entre dos personas del mismo sexo si esa unión fue legal, con licencia, y aunque se haya celebrado en otro estado.
Davis, del Registro Civil del condado de Rowan, se ha negado a emitir licencias de matrimonio desde que la decisión —Obergefell contra Hodges— entrara en vigor. Ella es cristiana apostólica, quien dice que tiene una sincera objeción religiosa contra el matrimonio entre personas del mismo sexo. Otros empleados en el estado han expresado su preocupación, pero Davis es la única que ha rechazado a las parejas elegibles.
En documentos de la corte, los abogados de Davis dijeron que su «conciencia le prohíbe aprobar una licencia (para matrimonios entre personas del mismo sexo)… porque el formulario prescrito exige que ella autorice la unión propuesta y emita una licencia que lleva su propio nombre y visto bueno».
«En su creencia», escribió el abogado, «los matrimonios entre personas del mismo sexo, de hecho, no son matrimonios».
Ellos dijeron que la emisión de una licencia a las personas del mismo sexo equivaldría a un «virulento acto de validación» que haría «eco permanente en su conciencia».