El presidente Juan Manuel Santos no tiene planeado en su agenda inmediata un encuentro con su colega venezolano, Nicolás Maduro, como mecanismo para abordar la crisis bilateral por el cierre de la frontera entre los dos países y el creciente número de ciudadanos expulsados de ese país.
Aunque la vía del diálogo bilateral no será cerrada de manera definitiva, el gobierno de Santos privilegiará, por ahora, la “denuncia” contra las autoridades venezolanas, por las violaciones de los derechos humanos, en diversos foros del mundo, reseñó diario El Tiempo de Colombia.
Según fuentes internacionales, Maduro le habría mandado a decir a Santos, con el presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, que está dispuesto a reunirse con él en un país neutral o donde ambos lo acuerden.
Esas mismas versiones hablan de que Varela habría intentado comunicarse con Santos para hacerle llegar el mensaje, pero la decisión de Panamá, de abstenerse de votar en el Consejo Permanente de la OEA, para citar la reunión de cancilleres, habría enfriado las relaciones de Colombia también con Panamá.
Hay varias razones por las que Santos no agendaría ahora un encuentro con Maduro. Primero, porque el diálogo bilateral ha perdido confianza entre los dos gobiernos.
La canciller María Ángela Holguín denunció ayer miércoles en el Congreso, que Venezuela incumplió el 70 por ciento de las reuniones acordadas por los dos Gobiernos para buscar soluciones a los problemas binacionales, este año.
Pero, además, incumplió los pocos acuerdos logrados. Inclusive, hace apenas una semana, ya con la crisis en marcha, en la última reunión de las cancilleres de los dos países se acordó que se construiría de manera conjunta un protocolo para regular las deportaciones, pero Venezuela no asistió.
Tampoco cumplió con el compromiso de permitir que algunos colombianos deportados volvieran a territorio venezolano, en compañía de autoridades de ese país, para recuperar enseres básicos como estufas, neveras y ropa.
Antes de estallar la crisis, el presidente Santos intentó comunicarse en varias oportunidades con Maduro y este ni siquiera pasó al teléfono.
Y algo más grave: ya con la crisis humanitaria tomando dimensiones inmanejables, Maduro cerró la frontera en otros puntos y aumentó la persecución contra colombianos en más lugares como Caracas, lo cual escaló la confrontación.
La negativa de la OEA a convocar la cumbre de cancilleres para examinar la crisis fue lo que empujó a Santos a anunciar que su canciller Holguín “irá por el mundo” a denunciar los atropellos contra los colombianos en Venezuela.
La Ministra de Exteriores colombiana ya tiene cita con el secretario general de Naciones Unidas, Ban ki-moon, el próximo miércoles, en Nueva York. Y luego irá a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
La decisión es ampliar ese recorrido las próximas semanas llegando a otros foros internacionales para denunciar la magnitud de las vejaciones contra los colombianos.
Esa estrategia de denunciar ante el mundo los abusos de Venezuela comenzó este miércoles en la frontera. Santos llevó a 18 embajadores y les permitió que hablaran con niños, mujeres, ancianos y enfermos, expulsados de Venezuela en las peores condiciones de miseria.
“Seguiremos denunciando y reclamando por la dignidad y los derechos de los colombianos en cuantos escenarios sea posible”, dijo Santos de manera enfática, en su alocución del pasado martes.
Esto, que ha sido una reiteración de Presidente esta semana, hace pensar también que no parará de denunciar, por ahora, para sentarse a hablar con Maduro.
El giro del presidente Santos en su estrategia para enfrentar la crisis con Venezuela, le ha dejado réditos en la política interna. Por primera vez desde que se produjo su ruptura con el expresidente Álvaro Uribe, en 2010, este como principal líder de la oposición, dijo que lo que hizo el mandatario colombiano “es correcto”.