Estaríamos avanzando a un triunfo electoral que seguramente traerá inmensos conflictos con el status quo, con los continuistas que quieren la destrucción del país y sus instituciones, para sobrevivir y medrar en el caos, como lo han hecho los Castro en casi seis décadas de destrucción de Cuba
Paciano Padrón / e-mail: pacianopadron@gmail.com
Si es que lo es, el 6-D no será fácil, y haya o no elecciones parlamentarias en diciembre tenemos que hilar fino, actuar apegados a la Constitución y darle con todo en esta encrucijada. Vivimos días en los que están prohibidos la indiferencia, el juego en solitario y la equivocación; la unión es la consigna. Como bien se ha dicho, muere un tiempo y otro está por nacer; el pueblo está cansado e indignado, y también temeroso y por momentos titubeante. Todo el que tenga conciencia de la importancia de la hora debe actuar, preparándose para las votaciones, pero también para cualquier otro escenario.
Por supuesto que si hubiesen elecciones libres y transparentes las ganaría de rabo alzado la alternativa democrática, eso lo sabemos, y también lo saben Diosdado, Nicolás y los Castro. No obstante que la mayoría quiera cambio y que la realidad sea un desastre, eso no significa que ya ganamos, menos aún que ya cobramos. Cobraremos al final, cobrará el pueblo si no aflojamos, pero nadie dijo que el 6-D y lo que le rodea será fácil.
Hay cosas que apuntan a favor; cuando casi el 90 % de nuestros compatriotas (exactamente 87,2 % según IVAD) piensa que el país va en dirección equivocada, eso significa que nueve de cada diez de nosotros quiere cambio, quiere un rumbo nuevo y salir de la dirección equivocada. Esa misma encuesta trasluce que la oposición casi triplica al oficialismo en intención de voto, que el 84 % considera que la situación económica del país es crítica y que el 69,6 % sentencia como pésima la gestión de Maduro.
También es favorable al cambio que el 76,7 % de los venezolanos piense que Maduro no va a lograr sacar el país adelante, según IVAD, que presenta resultados concordantes con los de otros estudios de opinión pública. De otro lado, 65 % piensa que la oposición sí puede sacar el país de la crisis, y coincidente con eso, 69,4 % sostiene que “la guerra económica es un argumento falso”, estamos mal simplemente porque hay mala conducción, nos llevan en dirección equivocada.
He sostenido y reitero que los comicios que se nos presenten son escenarios que no debemos evadir, si bien no son los únicos campos de batalla en esta lucha por la democracia y la libertad. El 6-D es un escenario, no el escenario, ya que simultáneamente junto a la campaña electoral (con todo lo que ella implica) debe marchar la protesta de calle, la búsqueda de la solidaridad internacional, la presión para la renuncia de Maduro y en general avanzar de mano de la Constitución en búsqueda de salida.
Estamos obligados a participar activamente en las elecciones, dándole con todo, aun conociendo la realidad de la parcialización del CNE, que tiene un amplio margen para la marruñería, si bien se topa con límites reales: la votación masiva y la buena defensa del voto en la mesa son valladares que frenan el atropello. Qué bueno es saber que el 92,7 % de los venezolanos piensa que “las elecciones parlamentarias son importantes”, y que 89 % dice que votará. Si esto fuere así estaríamos avanzando a un triunfo electoral que seguramente traerá inmensos conflictos con el status quo, con los continuistas que quieren la destrucción del país y sus instituciones, para sobrevivir y medrar en el caos, como lo han hecho los Castro en casi seis décadas de destrucción de Cuba. Para nosotros 16 años es demasiado. Ya basta.
El 6-D no será fácil, tampoco lo será en general este último cuatrimestre del año, marcado por hechos que hacen más que interesantes y definitorios estos días. Con elecciones o sin ellas el 6-D no será fácil. Lo sabemos, entonces vamos a darle, es la hora.