Vinotinto, cancha y afición generan incertidumbre para la eliminatoria
Digamos, de entrada, que en ese campo anegado de Cachamay era imposible esperar el desarrollo de planificados movimientos futbolísticos. Se impuso la manera más expedita de sacar peligro de la zona propia, el pelotazo, con intermitentes intentos de combinar y, sobre todo, centros en busca de un par de toques de cabeza. Y eso fue, por supuesto, para los dos equipos.
Con respecto a la Vinotinto, se sigue viviendo de impresiones positivas que dejan algunas acciones, pero en lo sustantivo el balance fue el mismo en cuanto a la casi nula capacidad goleadora. Se crean oportunidades, hasta hay remates, pero cuesta una enormidad hacer goles, cosa que –junto a los despistes defensivos- generan un panorama de incertidumbre de cara a la eliminatoria para el mundial Rusia 2018 que comenzará el 8 de octubre.
La segunda fecha Fifa dio oportunidad para ver algunas jugadores de los novedosos en la convocatoria. Y llamaron la atención, especialmente, Juan Falcón y Jeffrén Suárez, que al parecer pueden ser muy útiles para la armazón del equipo.
Simultáneamente –porque el motivo del llamado rueda de prensa era un secreto a voces- se produce el anuncio de Juan Arango sobre su retiro. Decisión muy personal luego de un poco más de tres lustros protagonizando la historia individual más sobresaliente de quienes se han puesto la vinotinto, acaparó tantos comentarios como las dudas sobre la selección.
¿Por qué se va? Cuesta creer que “no encuentre motivación”, si bien el jugador anunció desde el final de la Copa América que su mutis estaba cerca. Pero, desde lejos, da la impresión de que no le cuadra al aragüeño el plan de suplente que ocupó durante las dos fechas y se entiende que, después de ser número 1 durante tanto tiempo, sea difícil asimilar ese rol. Y era lo que veía venirse, porque su condición ya no es la misma y el sistema que plantea el cuerpo técnico exige un gran gasto físico.
Vale aclarar que partidos como los de Honduras y Panamá suponen oportunidades para probar el rendimiento del equipo sin algunos de sus titulares, que en el curso de la eliminatoria pueden sufrir lesiones o apartarse temporalmente por una suspensión. Esa es una obligación del cuerpo técnico, para evitar dependencias excesivas y parte del proceso natural de renovación.
Otro punto de vista es el que pone a Arango poco convencido de la forma como se pretende que juegue la selección. Y eso sí es imposible de manejar con acierto, un jugador fundamental que no esté plenamente convencido de lo que se busca, dicho a pesar de que, hasta ahora, las manifestaciones de los vinotinto han sido de adhesión a la idea de San Vicente.
Volviendo a las eliminatorias y las dudas alrededor del combinado nacional, todavía no se han visto resultados concretos, consistentes, en cuanto a la evolución de juego. La solidez defensiva, la conexión entre líneas y la productividad están en entredicho. Pero personalmente siempre hemos adherido la idea de que procesos como el actual necesitan de tiempo –y paciencia- para ver sus resultados. Al respecto, en ocasión del ciclo Farías utilizamos la socorrida frase que mencionaba días atrás el jefe de prensa de la selección, Ignacio Benedetti, sobre aquello de “Roma no se hizo en un día”.
Pero lo cierto es que falta poco menos de un mes para recibir a Paraguay en el inicio de la eliminatoria. Y, como el equipo, la sede también está en deuda. La cancha de Puerto Ordaz no estuvo en las mejores condiciones –como se prometió-, independientemente de la lluvia del martes, que parece superó las “previsiones técnicas” del drenaje. Y el público tampoco respondió, quedando la incógnita si fue debido al costo de las entradas o a la condición de amistosos de los partidos. Cosa que ha diferente en otros escenarios.
Ojalá el 8 de octubre funcione la Vinotinto, el terreno esté en condiciones y la gente llegue. “Ojalá”, es decir, son deseos, por ahora. Y la ilusión generada por esos chispazos o “buenas sensaciones”.
Armando Naranjo
donarmandonaranjo@gmail.com
@DonArmandoN